Hoy nos acercamos a su compañero Buzz Aldrin, el segundo hombre en pisar la luna y el primero en celebrar una "MISA"
Buzz Aldrin |
LLEVÓ UN KIT CON PAN, VINO Y UN CÁLIZ, QUE AÚN SE CONSERVA EN ESTADOS UNIDOS
De la aventura que supuso la llegada del hombre a la luna se han escrito millones de páginas de alabanza y crítica. Las motivaciones polítcas en plena carrera espacial entre Estados Unidos y la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, el discurso no pronunciado -pero redactado- por el presidente Nixon en el caso de que hubiera sido un fracaso, las teorías sobre si fue un montaje «cocinado» en Hollywood. Pero de lo que casi no se ha hablado del viaje del Apolo XI es que el presbiteriano Aldrin celebró lo que en su fe se conoce como «la cena del Señor» (la primera “misa” en la Luna). Esto es, un rito en el que se come pan y vino como símbolo de la presencia espiritual de Cristo (Los católicos, en la eucaristía, celebran la presencia real -no simbólica- de Cristo). Eugene «Buzz» Aldrin, celebró de manera privada este ritual, con ayuda de una pequeña forma de pan, unas gotas de vino y un cáliz que le procuraron en la Iglesia presbiteriana de Webster, en Texas. Según describió Aldrin, «abrí los pequeños envoltorios de plástico que contenían el pan y el vino. Vertí el vino en el caliz que me dieron en mi parroquia. En la gravedad de la luna, el vino se rizó lentamente y se deslizó por el borde del copón. Entonces, leí en la Escritura: Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante. Comí la pequeña hostia y bebí el vino....
Dí gracias por la inteligencia y el espíritu que habían llevado a dos jóvenes pilotos al Mar de la Serenidad. Fue interesante pensar: el primer líquido jamás bebido en la luna y el primer alimento comido allí, fueron las especies de la comunión». La idea del miembro de la tripulación más famosa de la carrera espacial, era haber dejado testimonio gráfico de aquello con ayuda de las cámaras de que disponían. Pero la NASA se lo impidió debido a que, la lectura de un pasaje del libro del Génesis unos meses antes durante la misión Apollo 8, en plena Navidad, fue denunciada por un ciudadano que se declaraba ateo. Desde entonces, el pequeño caliz que fue usado en la luna, es guardado en la iglesia prebiteriana de Webster, donde cada año, el domingo más cercano al 20 de julio, celebran el «Día de la comunión lunar».
El astronauta presbiteriano Aldrin llevaba también un
trozo de papel en el que había garabateado algunos versículos del Salmo 8:
"Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú
formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del
hombre, para que lo visites?", Aldrin posó el papel sobre la superficie
del satélite y regresó a la nave.
El católico Michael Collins, otro de los integrantes
del Apolo 11, también quiso dejar constancia de su fe. En una de las paredes
internas de la nave dejó escrito: "Nave espacial 107. La mejor creada. Que
Dios la bendiga".
Pero estos no fueron los únicos hechos
religiosos registrado en la misión lunar. En la pequeña placa de silicona que
quedó en la luna, firmado por cuatro presidentes de los EEUU y otros 73 líderes
mundiales, siete de ellos hicieron
referencias a Dios. fueron los presidentes de Brasil, Irlanda, Vietnam del
Sur y Malasia; el rey Balduíno de Bélgica, el Papa Pablo VI y el Sah de Irán.Texto adaptado de Nicolás de Cárdenas/ReL
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