domingo, 7 de enero de 2018

Estudio sobre jóvenes y valores de la Fundación SM

El informe de Fundación Santa María se publica con el título Jóvenes españoles “entre dos siglos”(1984-2017) y los autores son Juan González Anleo y Jose A. López-Ruiz. Es el VIII informe de esta fundación que lleva décadas realizando estos estudios. 

Esta entrada está tomada de https://www.religionenlibertad.com. Por su interés para los jóvenes la traemos aquí.
 
Los jóvenes españoles son más individualistas que nunca, no se organizan en asociaciones (ni siquiera deportivas), su laxitud moral es la mayor que se recuerda y la entidad que peor valoran es la Iglesia, aunque es cierto que desde 2005 ésta ha ganado algo más de confianza entre ellos (del 21% a casi el 23%), mientras que otras instituciones caían en picado estos años: los sindicatos, la prensa, el Parlamento y la monarquía.





Los jóvenes no se asocian: se quedan en su microcírculo
En España el asociacionismo juvenil nunca fue muy fuerte, comparado con otros países, pero desde 2005 se constata "la desaparición de los jóvenes del escenario social exterior a su microcírculo de relaciones con la familia y el centro educativo".

Si en 1984 un 17% de jóvenes pertenecían a entidades deportivas, hoy esa cantidad se ha dividido por tres: no llega al 6%. De igual forma, si en 1986 un 6% de jóvenes pertenecía a asociaciones religiosas, hoy también se ha dividido por tres: un 2% (y hay muchos menos jóvenes). Solo las entidades benéfico-sociales han crecido en la afiliación de jóvenes y sin mover multitudes: del 1% al 4%. 

También es curioso comprobar que entre las chicas hay más afiliadas a entidades religiosas (2,3) que a entidades feministas (2,1), algo que se da incluso entre las chicas de más edad.




Lo más importante: la salud y "mi familia"
Los jóvenes consideran como "muy importante" (por encima del 80% de ellos lo declaran) “la salud” y “la familia”. Todo lo demás está muy por debajo. En el caso de “la política”, un 38,2 % de los jóvenes la consideran “no muy importante” en sus vidas y un 19 % “nada importante”. En el de “la religión” los valores se invierten, siendo el 33,5 % los que la consideran “no muy importante” y ni más ni menos que el 47,7 % “nada importante”.

O dicho de otra forma: la religión es absolutamente irrelevante para la mitad de los jóvenes y poco importante para otro tercio.
 














Solo un 13% van a misa con cierta frecuencia
Un 13% de los jóvenes españoles va a misa al menos una vez al mes o con más frecuencia, a los que hay que sumar otro 7% que va en festividades como Navidad o Semana Santa. Un 78% no van nunca o prácticamente nunca.

Los católicos practicantes o "muy buenos católicos" son un 8% de los jóvenes españoles, mientras que los ateos declarados son casi el 24%.

Es decir, cada joven católico está rodeado por tres ateos declarados.




Pese a los esfuerzos en la crisis, la Iglesia tiene muy mala nota
Estos jóvenes tienen muy mala imagen de "la Iglesia" (categoría que quizá confunden con "los obispos"). Incluso entre los jóvenes de la categoría "muy buenos católicos” y "católicos practicantes", 1 de cada 4 declaran que desconfían de la Iglesia... a la que van cada domingo o casi cada domingo. Un párroco, al mirar a sus jóvenes de confirmación o jóvenes adultos puede preguntarse: ¿uno de cada cuatro desconfía profundamente de la Iglesia? 
 


 




Los jóvenes son pocos... y poco relevantes
En cualquier caso, tras décadas de natalidad bajísima, en un país envejecido con más defunciones que nacimientos, los jóvenes son pocos en España y, por lo tanto, poco relevantes política y socialmente. Los nacidos el año final del franquismo (y que cumplieron 18 años en 1993) eran casi 670.000. En cambio, los que en 2017 cumplen 18 años (es decir, los nacidos en 1999, los jóvenes del siglo XXI) son tan solo 378.000; es decir, poco más de la mitad.

Así, los adultos jóvenes (18 a 35 años) que en 1981 eran el mayor grupo social (36% de la población, 9,2 millones de personas, hoy son el grupo más reducido, sólo un 22% (7,5 millones). Además, votan menos que sus numerosos abuelos (55% votan, frente al 68% de votantes entre los mayores de 65 años).

Un cálculo rápido permite deducir que hay sólo unos 280.000 varones católicos practicantes en España entre los 18 y 35 años. De ahí han de salir las vocaciones sacerdotales, religiosas... y las de padres y maridos de familias cristianas comprometidas.
 

 






Solo un 7,4% piensa casarse sin cohabitar antes
Aunque valoran la familia, el matrimonio les resulta una opción no muy atractiva: un 32% piensa casarse después de cohabitar con una pareja (pese a todos los estudios que demuestran que la cohabitación aumenta el riesgo de ruptura), sólo un 7,4% piensa casarse sin pasar por cohabitaciones previas y apenas un 3,6% ya está casado.

Un 31% excluyen directamente la posibilidad de casarse y un 29% dice que no sabe lo que hará (hace diez años, sólo un 17% decía no saber lo que haría). 

 




Ser viejo es mejor que ser joven: al menos hay pensión
Los autores del estudio señalan además que quizá por primera vez en la historia, ser viejo protege contra la pobreza, y ser joven aboca a ella: los pensionistas han capeado razonablemente bien la crisis, mientras que los jóvenes, incluso con trabajos, están en la precariedad: "No tenemos vejez desasistida pero asistimos a la inédita aparición de jóvenes con perspectivas vitales quebradas o, incluso, en situación de pobreza", afirma en el informe José Juan Toharia, presidente de Metroscopia.




Son consumistas y egoístas y lo saben y admiten
Los jóvenes de 2016 tienen mala imagen de sí mismos (quizá con realismo): el 51% dice que los jóvenes hoy son consumistas, el 35% dice que son egoístas y el 30% dicen que tienen poco sentido del deber (hace 10 años eran un 46, 21 y 20 los porcentajes que decían eso). Si hace 10 años un 25% decían que los jóvenes son trabajadores, hoy sólo lo dicen un 15%. 
 





Laxitud moral total y valores líquidos, tirando a gaseosos...
El informe constata cada vez más laxitud moral: "Se ha producido un paulatino pero cada vez más acelerado aumento de la laxitud moral frente a todos los comportamientos propuestos, incluidos los que implican violencia física, el terrorismo, la violencia de género o la pena de muerte, como los familiares-sexuales. La aceleración de esta erosión es sorprendente dentro de la segunda etapa habida cuenta de los diferenciales, desde el Informe de 2005 hasta el presente, es decir, durante el período de crisis, y apunta cada vez con más claridad a la pérdida de sensibilidad moral y a esa incipiente “ceguera moral” de la que habla Zygmunt Bauman en uno de sus últimos libros (2015, págs. 121 y ss.)".

La eutanasia y el divorcio pierden apoyo
Hay algunas excepciones curiosas: la eutanasia y el divorcio tienen menos aceptación que en 2005, y el aborto, después de muchos años de debates sobre las leyes abortistas, sólo ha ganado, 0,4 décimas más de apoyo.

En cuanto a instituciones, desde 2005 la Iglesia ha ganado algo de confianza de los jóvenes (del 21% a casi el 23%), mientras que otras instituciones caían en picado: los sindicatos, la prensa, el Parlamento y la monarquía. Ganaban confianza las Fuerzas Armadas, la Policía y las multinacionales.



En Baleares, Canarias y el norte discuten sobre religión, a veces
La religión es causa de discusión en los hogares de los jóvenes de Islas Baleares y Canarias (+10% respecto al total) y también en Galicia-Cantabria-Principado de Asturias (con casi un 7 %). En Cataluña y Andalucía casi no hay discusiones por este motivo. En País Vasco y Navarra, según esta encuesta, ningún joven discute con sus padres a causa de la política ni la religión.

Sufren más violencia que hace años
Además, sufren más violencia que hace años, quizá el doble. Sólo un 1,3% decía haber sufrido "prácticas sexuales sin mi consentimiento" en 1999; en 2016 eran más del doble, un 2,8. En 1999 un 2% declaraba "mi pareja me ha pegado"; en 2016 es más del doble, un 4,6%.
 




En 1999 sólo un 9,3% había sido agredido físicamente por conocidos: en 2016 es un 14,3% (o sea, creció más de un 50%). Y aumenta también el número de los que recibieron amenazas graves (del 17% al 19,4%). Así, aunque los padres y profesores pegan menos (recordemos que la encuesta incluye a chicos desde 15 años), el resto de personas cercanas pegan o acosan más. La juventud del siglo XXI, la más protegida, es también la que más violencia sufre.

Se trata, en fin, de un extenso y detallado estudio que complementa varios años de contrastes comparados. Puede leerse en ObservatorioDeLaJuventud.org, concretamente en:
www.observatoriodelajuventud.org/jovenes-espanoles-entre-dos-siglos-1984-2017/

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