Tras
tres años de construcción, ha abierto sus puertas el Museo de la Biblia en la capital estadounidense.
El edificio del libro sagrado del
cristianismo ha costado 500 millones de dólares y ocupa, ni más ni
menos, que 40.000 metros cuadrados repartidos en ocho pisos. Alberga miles
de textos y artefactos relativos a la historia del Viejo y el Nuevo
Testamento y además, afirman sus fundadores, es el centro con la tecnología
más avanzada del mundo. Se encuentra a escasas manzanas del Capitolio y alberga unos 3.000 objetos, entre otros: fragmentos de
los Manuscritos del Mar Muerto, una amplia colección de ejemplares de la Torá,
o curiosidades como un ejemplar bíblico que leía Elvis Presley o uno de los pocos
ejemplares que existen de la denominada Biblia
inmoral. También cuenta con una sala
de cine y otra de conferencias, así como un salón de baile. Destaca su puerta de entrada, una gigante
representación de bronce de la Biblia de Gutenberg.
En el museo se recrean momentos relevantes de la historia del texto sagrado como los primeros copistas, la primera impresión por Gutenberg, la plasmación plástica de escenas bíblicas en la Capilla Sixtina, etc.
En el museo se recrean momentos relevantes de la historia del texto sagrado como los primeros copistas, la primera impresión por Gutenberg, la plasmación plástica de escenas bíblicas en la Capilla Sixtina, etc.
La entrada al museo es gratuita, aunque se sugiere
una donación de unos 15 dólares (12 euros) para adultos.
El
presidente del museo, Cary Summer, ha declarado:
“Es el
libro que más veces ha sido quemado. Durante siglos, muchos han intentado
destruir la Biblia. Pero sigue siendo la obra más vendida. Ha tenido un impacto
mucho mayor que cualquier obra de literatura. Muchos siguen leyéndola y sigue
cambiando la vida de las personas”
Además, recuerda que, aunque la Biblia
es uno de los libros más importantes jamás escritos, también es uno de los peor
conocidos.
El museo
utilizará las últimas tecnologías para contar las historias de la Biblia,
explicar la difusión del libro, y mostrar su impacto en nuestra cultura.
No se
trata de un museo religioso, pero reúne elementos de las tradiciones judía,
católica y protestante para conocer mejor la Biblia.
El proyecto pretende presentar el texto de la Biblia y su impacto a lo
largo de la historia desde un enfoque puramente académico, no proselitista,
según destacan sus impulsores, aunque hay motivos para el recelo, ya que todos los miembros
del consejo son, según publicó esta semana The
Washington Post, conservadores evangélicos.Vídeo de ROME REPORTS a313
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