El pasado viernes asesinaron a cuatro Misioneras de la Caridad, la Congregación fundada por la Beata Madre Teresa de Calcuta. Fueron masacradas junto a otras doce personas –varios de ellos ancianos-, por presuntos terroristas que entraron a su convento de Aden (Yemen), donde funciona el albergue de ancianos que administran las monjas.
De las monjas asesinadas dos eran de Ruanda, una de la India y otra de Kenia. El pecado de estas religiosas ha sido cuidar de ancianos. Son mártires de hoy, del siglo XXI. El Papa los ha calificó de mártires de la indiferencia y deploró el silencio de la prensa sobre esta tragedia.
La noticia nos llega por los medios de la Iglesia Católica. No ha salido en las portadas de los periódicos que han silenciado la noticia. Una hipocresía más de esta sociedad que permanece indiferente y calla ante la injusticia, ante personas sencillas, creyentes que sirven a los más necesitados.
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