Miles han ido a refugiarse a los terrenos de los seminarios de dos ciudades; la Iglesia los acoge y les da de comer, les da un sitio para dormir y asearse, y apoyo espiritual.
Un proyectil alcanzó la residencia del obispo de Járkov, pero nadie resultó herido; y allí siguen preparando comidas para llevar a dos estaciones de metro cercanas.
En la diócesis de Kiev, la capital, los supermercados están vacíos; falta pan y agua. El obispo auxiliar se encarga de enviar lo necesario e incluso ayuda a cargar los vehículos con los que se distribuyen.
En un seminario se ha acogido a mujeres y niños, unos 160; y dos colegios católicos se han convertido en dormitorios. Los seminaristas y voluntarios los atienden.
Más de mil conventos y casas de religiosas (924 en Polonia y 98 en Ucrania) ayudan a los refugiados y desplazados por la guerra.
¿Por qué no hemos visto nada de esto en las noticias? ¿dónde está el derecho a informar y ser informado? ¿dónde está el derecho a recibir una información transparente, objetiva y completa? ¿En qué lugar está quedando la ética periodística?
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