martes, 16 de marzo de 2021

Viaje del papa Francisco a Irak y el histórico encuentro con el líder religioso chiita.

     Los viajes del papa Francisco, en sus ocho años de pontificado, se han diferenciado de los de sus antecesores porque no han tenido como destino los grandes centros católicos del mundo -Europa, Sudamérica y regiones de África-, sino que ha viajado allí donde los cristianos son minoría: Tailandia, Emiratos Árabes Unidos, Japón, Corea del Sur. Ahora ha sido el turno de Irak, en cuya región de Ur se cree que nació Abraham, considerado el padre de las tres principales religiones monoteístas del mundo, y el hogar actual de una minoría cristiana que está al borde de la extinción debido, entre otras razones, a la persecución de grupos radicales como el autodenominado Estado Islámico.

En su visita a Irak el papa Francisco ha visitado Bagdad, Nayaf, Mosul, Erbil, Qaraqosh. Aquel valle de Nínive en el norte de Irak, donde el Daesh arrasó con miles y miles de cristianos,

que o pagaban impuestos, o renunciaban a su fe o salían huyendo. Huyeron, pero no renunciaron a su fe la inmensísima mayoría. Eso sí, mujeres esclavizadas, violadas, miles de hombres colgados, machacados literalmente.

La visita fue calificada no solo de alto riesgo por cuestiones de seguridad (se estima que al menos 10.000 personas se han encargado de la seguridad del sumo pontífice), sino también por cuestiones sanitarias: desde enero, los casos de covid-19 se han triplicado en el país. A esta incertidumbre se suma el ataque con diez cohetes ocurrido unos días antes de la visita contra bases militares iraquíes que alojaban tropas estadounidenses.

Las minorías cristianas fueron perseguidas por el Estado Islámico.

La mayoría de los cristianos iraquíes son étnicamente asirios y pertenecen a la Iglesia de Oriente, una de las tres grandes ramas del cristianismo oriental. "Su idioma para la adoración es un dialecto del arameo, lenguaje en el que supuestamente hablaba Cristo".

La mayoría de estas comunidades asirias pertenecen a la Iglesia Católica Caldea, que reúne a más de dos tercios de todos los cristianos que viven en Irak.

Cuando el autodenominado Estado Islámico irrumpió a mediados de 2014 e invadió la ciudad de Mosul, los cristianos fueron uno de los grupos más perseguidos por parte de los islamistas radicales.

La referencia a los conflictos tiene un indicador claro en este encuentro: desde la invasión de EE.UU. a Irak en 2003 y hasta 2019, la comunidad cristiana iraquí se redujo en un 83%.

De más de 1,5 millones de cristianos a apenas 250.000. Se estima que al menos un millón de ellos huyeron a Europa y EE.UU. debido a los conflictos internos originados por la invasión y otros fueron desplazados por los grupos islamistas.

 

"El cristianismo en Irak es una de las iglesias más antiguas, si no la más antigua del mundo, y está peligrosamente cerca de la extinción.

La presencia cristiana en Irak se remonta casi a la misma aparición de esta religión en la historia: de hecho, son muchas más las localidades y los lugares nombrados en la Biblia que están ubicados en este país los que se ubican en la llamada "Tierra Santa" de Israel y los territorios palestinos.

Su punto de inicio podría ubicarse en el siglo V, cuando en el concilio de Nicea se registró la presencia de obispos de la región de Mesopotamia.

Después vino la creación de la Iglesia Oriental, con fuerte raíces en la zona norte del país, y el establecimiento del monasterio de san Elías en las cercanías de la actual Mosul durante el siglo VI.

La visita del Papa

Su primer acto oficial fue la reunión con el presidente del país, el kurdo Barham Saleh.

Después, En la catedral de Bagdad, escenario en 2010 de un atentado, el Papa ha pedido que el testimonio de los mártires «nos inspire para renovar nuestra confianza en la fuerza de la Cruz y de su mensaje salvífico de perdón, reconciliación y resurrección»

En el encuentro más importante de esta visita de 3 días, el papa Francisco se ha reunido con el principal líder religioso chiita, el ayatolá Ali Al Sistani. Este encuentro ha sido calificado como histórico entre las dos religiones.

El escenario de tan histórica visita fue Najaf, a 150 kilómetros al sur de Bagdad, que es considerada una de las ciudades santas por los musulmanes de la rama mayoritaria en Irak. La residencia del Ayatollah, una de las personas más influyentes en la vida civil y política del país a sus 90 años, es una pequeña y modesta casa pero que se encuentra a pocos metros del ingreso al complejo de la mezquita del Imán Alí, levantada en el año 786 sobre la tumba de quien fuera el yerno del profeta Mahoma y fundador del chiismo.

Para los sunnitas, el complejo es el tercer lugar sagrado a nivel mundial, detrás de La Meca y de la Mezquita del profeta de Medina. Es más: creen que en su interior están enterrados Adán, Eva y Noé. Tras sucesivas refacciones en su historia milenaria, la mezquita frente a la que hoy fue Francisco tiene un techo particular: una cúpula recubierta con exactamente, 7.777 ladrillos pintados con oro, en referencia al siete, número especial para el islam.

Los gestos del encuentro

Uno de los objetivos del Papa en este viaje ha sido tender puentes con el islam y mostrar la cercanía con aquellas comunidades cristianas amenazadas.

El encuentro entre Francisco y Al-Sistani estuvo cargado de gestos que mostraron la sintonía entre los dos líderes y la importancia de la reunión para el acercamiento entre el catolicismo y el islam, pero también para la geopolítica regional.

El Papa entró a la casa del líder chiita descalzo, en señal de respeto a las tradiciones musulmanas, y al-Sistani correspondió el gesto recibiéndolo de pie pese a sus 90 años.

Los dos coincidieron en la necesidad de "colaboración y de la amistad" entre las religiones no solo para Irak, sino para toda la región y el mundo.

Durante el encuentro, el papa agradeció al gran ayatolá "que levantase la voz en defensa de los más débiles y perseguidos, afirmando que lo sagrado es la importancia de la unidad del pueblo iraquí".

También subrayó "la importancia de la colaboración y amistad entre las comunidades religiosas para que, cultivando con respeto recíproco el diálogo, se pueda contribuir al bien de Irak, de la región y de la entera comunidad".

Un encuentro lleno de esperanza para las relaciones entre islam y cristianismo, para fortalecer la paz en esa zona y para terminar con la persecución religiosa.

No hay comentarios :