Émile Kufel es un
joven francés que
se ha bautizado a los 23 años en Bruselas y que acude ahora a la misa
dominical.
De familia agnóstica, se educó sin religión alguna. Estudió matemáticas dos
años en Tours antes de pasarse a la arquitectura en Bruselas.
Su cuenta de twitter está llena de fotos de estructuras arquitectónicas
creativas, armoniosas, ingeniosas… Admira la inteligencia tras
la creatividad. Y eso es lo que captó en las matemáticas y la
naturaleza.
“Las constantes matemáticas en el universo están perfectamente fijadas. La naturaleza está tan bien hecha… debe haber una Inteligencia superior”, deduce.
También su amor por la música y sus proporciones de belleza y matemática le convencen de ello. “Si tocas al azar un piano, no saldrá una bella melodía, se necesita antes una inteligencia”, argumenta.
“Las constantes matemáticas en el universo están perfectamente fijadas. La naturaleza está tan bien hecha… debe haber una Inteligencia superior”, deduce.
También su amor por la música y sus proporciones de belleza y matemática le convencen de ello. “Si tocas al azar un piano, no saldrá una bella melodía, se necesita antes una inteligencia”, argumenta.
Desde niño le interesaba la cuestión por Dios. Y leyendo historia y filosofía fue conociendo
muchos grandes hombres que le inspiraron… y eran cristianos. “Todos los grandes hombres de la Historia que me
inspiraban creían en Jesucristo, y me dije que la Iglesia
estaba legitimada para hablar de Dios”.
En 2013 llegó el gran movimiento de las Manif pour Tous en Francia, en defensa de la familia, del derecho de los niños a tener un papá y una mamá, a que el matrimonio se mantuviese como una unión muy concreta: la de la complementariedad entre hombre y mujer, lo masculino con lo femenino. Cientos de miles de franceses salieron a las calles en manifestaciones masivas cinco veces. Otros muchos participaban en actos más pequeños: los “centinelas de pie”, las veladas, sentadas…
En 2013 llegó el gran movimiento de las Manif pour Tous en Francia, en defensa de la familia, del derecho de los niños a tener un papá y una mamá, a que el matrimonio se mantuviese como una unión muy concreta: la de la complementariedad entre hombre y mujer, lo masculino con lo femenino. Cientos de miles de franceses salieron a las calles en manifestaciones masivas cinco veces. Otros muchos participaban en actos más pequeños: los “centinelas de pie”, las veladas, sentadas…
“Esta gente me tocó profundamente, encarna todo lo que pensaba sobre el
matrimonio, la adopción, los vientres de alquiler… Para mí fue
un despertar espiritual. ¿Por qué eran en su gran mayoría los católicos los que tenían el coraje
de recordar que la familia es sagrada?”
“Tenía la impresión
de que Dios me estaba mirando desde arriba y me invitaba a seguir adelante. Ya
no podía volver atrás”, recuerda.
Desde febrero de 2015 este estudiante de arquitectura va a
misa cada domingo y acude a las charlas en su parroquia multicultural que le
acoge con gusto. En Pascua de 2016 se bautizó.
Fuente:
artículo completo en ReligionenLibertad.
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