• El estudio “Jóvenes y valores sociales” presenta una visión completa de los valores de los jóvenes españoles y su
evolución en la última década.
Infografía "Jóvenes y Valores" (PDF)
Dossier "Jóvenes y Valores"
Los jóvenes españoles de 14 a 25 años son
cada vez más conservadores –reivindican valores y virtudes tradicionales como
el esfuerzo, el ahorro, la honestidad o la prudencia, por ejemplo- y cada vez
se muestran más implicados o dispuestos a implicarse en lo colectivo. Tanto
desde el cuestionamiento radical del estado de las cosas –reclamando un cambio
de modelo social, político y económico- como desde parámetros más ortodoxos,
sin llegar a cuestionar el orden establecido, aunque sí reclamando su
perfeccionamiento.
• Se analiza, entre otras cosas, el grado de confianza de los
jóvenes en las instituciones (partidos políticos, fuerzas armadas, medios de
comunicación, sindicatos, etc), su interés por lo público, sus prioridades
vitales o su posicionamiento moral con respecto a diferentes comportamientos
(aborto, suicidio, vandalismo, pena de muerte, etc).
• La investigación ha sido elaborada por
el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, un centro privado e
independiente creado por la FAD gracias al apoyo de Banco Santander y
Telefónica.
• La crisis económica ha cambiado de forma
radical los esquemas de valores en la juventud.
• Más conservadores y más implicados en lo social.
Dossier "Jóvenes y Valores"
En definitiva, en los últimos años,
quizá a causa de la crisis, los jóvenes españoles se han hecho más ortodoxos,
más formalmente correctos, más proactivos frente a lo comunitario, más
implicados en lo común, y mucho más preocupados por el orden y la seguridad. sigue...
Por el contrario, los valores
asociados al presentismo o el hedonismo –apurar el momento, primar el ocio,
etc- y usados como seña de identidad del estereotipo del joven pasota, del
joven ni-ni, parecen haber perdido importancia para los jóvenes españoles.
Éstas son algunas de las principales
conclusiones de la investigación “Jóvenes y valores sociales” -realizada por el
Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, un centro privado e
independiente creado por la FAD gracias al apoyo de Banco Santander y
Telefónica- que ha sido presentada esta mañana en Madrid por Ignacio Calderón y
Eusebio Megías, director general y director técnico respectivamente del Centro
Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la FAD, y por el catedrático
emérito de Sociología de la Universidad de Deusto, Javier Elzo, codirector del
estudio.
La investigación analiza, a través
de 1.000 entrevistas a jóvenes de 15 a 24 años, cuáles son las prioridades
vitales de éstos, sus posturas morales, cómo se perciben, qué les preocupa de
sí mismos y de la realidad social, o cuáles son sus principios éticos o sus
propuestas de convivencia. El estudio también presenta una tipología de los
jóvenes españoles, según sus valores y actitudes.
LOS VALORES FINALISTAS
Los valores finalistas son aquéllos que configuran el marco de referencia para la conducta personal. Según la investigación, lo que más importa a los jóvenes tiene que ver con su ámbito personal.
Los valores finalistas son aquéllos que configuran el marco de referencia para la conducta personal. Según la investigación, lo que más importa a los jóvenes tiene que ver con su ámbito personal.
Tener personas en
quien confiar, tener unas buenas relaciones familiares, ganar dinero o tener
éxito en el trabajo es considerado muy importante para más del 90% de los
jóvenes españoles de 15 a 24 años. Sin embargo los valores que más
incrementaron su importancia en estos años fueron los más ideológicos y los
referidos a la sociedad en su conjunto. Han perdido importancia las prioridades
que el tópico ha venido atribuyendo a los jóvenes.
Es muy
significativo que, de toda la batería propuesta, sólo el interés por la
política y la religión no alcanzan el nivel medio de importancia en la escala
(4.93 y 4.20, cuando la media de la escala es 5.5). Pese a todo, son propuestas
claramente más valorados que hace ocho años: el interés por la política se
incrementa en 0.56 puntos, y el interés por la religión lo hace 0.50 puntos.
En
el señalamiento de la importancia de la política y en la preocupación por los
temas religiosos encontramos la mayor polarización de los jóvenes españoles:
LOS
VALORES MORALES
Los valores morales están implícitos en la admisibilidad de comportamientos. En este ámbito, según los datos del estudio, los jóvenes españoles mantienen en esencia sus posturas ya conocidas: una mayor tolerancia hacia comportamientos que se ven como pertenecientes al ámbito privado (derecho de los homosexuales a adoptar hijos, aborto, eutanasia, “pirateo” de discos) y mucho menor frente a los que se refieren al ámbito público (romper señales de tráfico, conducir bajo los efectos del alcohol, etc).
Los valores morales están implícitos en la admisibilidad de comportamientos. En este ámbito, según los datos del estudio, los jóvenes españoles mantienen en esencia sus posturas ya conocidas: una mayor tolerancia hacia comportamientos que se ven como pertenecientes al ámbito privado (derecho de los homosexuales a adoptar hijos, aborto, eutanasia, “pirateo” de discos) y mucho menor frente a los que se refieren al ámbito público (romper señales de tráfico, conducir bajo los efectos del alcohol, etc).
Lógicamente
se da una gran dispersión de posturas, traduciendo desacuerdos entre los
jóvenes, con gran influencia de la ética personal y la ideología personales.
Los cambios
más relevantes en el ámbito moral serían:
.
Ha seguido aumentando la aceptación del aborto (66.4% lo encuentra muy o
totalmente admisible) y de la adopción por homosexuales (66.1% la aceptan mucho
o plenamente).
. Aunque en notable menor proporción, también mejora la aceptación de conductas de enfrentamiento con la policía y de tratamiento no equitativo en los derechos laborales de los inmigrantes. Pese a este crecimiento (probablemente correlacionado con la crisis socioeconómica), siguen siendo comportamientos plenamente rechazados por una gran mayoría de jóvenes (de alrededor del 85%)
. A pesar de que sigue suscitando una intensa polarización (38.7% muy a favor y 43.9% muy en contra), el ítem que más incrementó su admisibilidad, en la estela de una evolución que viene desde hace años, es la aplicación de la pena de muerte por delitos graves. Sería la punta de lanza de un movimiento social que parece reivindicar las posturas más sancionadoras y que muestran mayor intolerancia frente a cualquier comportamiento que agrede el orden público y la seguridad colectiva (vandalismo, robos, trampas…).
. En la línea anterior, se endurece la calificación moral de las conductas que potencialmente agreden al colectivo (robar, alborotar, engañar, conducir peligrosamente, cometer actos vandálicos…). Esta menor aceptación incluye hasta conductas muy enraizadas y que siguen siendo bastante admitidas (por ejemplo, el “pirateo”, que es peor visto aunque sigue siendo admitido por la mayoría, 51.2%).
. Aunque en notable menor proporción, también mejora la aceptación de conductas de enfrentamiento con la policía y de tratamiento no equitativo en los derechos laborales de los inmigrantes. Pese a este crecimiento (probablemente correlacionado con la crisis socioeconómica), siguen siendo comportamientos plenamente rechazados por una gran mayoría de jóvenes (de alrededor del 85%)
. A pesar de que sigue suscitando una intensa polarización (38.7% muy a favor y 43.9% muy en contra), el ítem que más incrementó su admisibilidad, en la estela de una evolución que viene desde hace años, es la aplicación de la pena de muerte por delitos graves. Sería la punta de lanza de un movimiento social que parece reivindicar las posturas más sancionadoras y que muestran mayor intolerancia frente a cualquier comportamiento que agrede el orden público y la seguridad colectiva (vandalismo, robos, trampas…).
. En la línea anterior, se endurece la calificación moral de las conductas que potencialmente agreden al colectivo (robar, alborotar, engañar, conducir peligrosamente, cometer actos vandálicos…). Esta menor aceptación incluye hasta conductas muy enraizadas y que siguen siendo bastante admitidas (por ejemplo, el “pirateo”, que es peor visto aunque sigue siendo admitido por la mayoría, 51.2%).
LOS RECURSOS Y LA IDENTIDAD JUVENIL
El estudio también ha indagado acerca de qué recursos consideran los jóvenes que, pese a las dificultades, no se deberían reducir. Más de la mitad de los jóvenes menciona las partidas destinadas a la sanidad (64.7%) y, a corta distancia, la enseñanza (57%), como las prestaciones centrales y básicas del Estado de bienestar en las que no cabe reducción. Le sigue, por orden de importancia, la ayuda a los “ancianos, niños, minusválidos que lo necesiten” (46.4%). En las últimas posiciones, menos de un 6% menciona acciones de apoyo a los marginados (presos, alcohólicos, inmigrantes sin “papeles”…) y a obras públicas. La merma de recursos parece recaer en los colectivos menos capaces de defenderse.
El estudio también ha indagado acerca de qué recursos consideran los jóvenes que, pese a las dificultades, no se deberían reducir. Más de la mitad de los jóvenes menciona las partidas destinadas a la sanidad (64.7%) y, a corta distancia, la enseñanza (57%), como las prestaciones centrales y básicas del Estado de bienestar en las que no cabe reducción. Le sigue, por orden de importancia, la ayuda a los “ancianos, niños, minusválidos que lo necesiten” (46.4%). En las últimas posiciones, menos de un 6% menciona acciones de apoyo a los marginados (presos, alcohólicos, inmigrantes sin “papeles”…) y a obras públicas. La merma de recursos parece recaer en los colectivos menos capaces de defenderse.
En
cuanto a cómo se ven los jóvenes a sí mismos, el estudio confirma que trazan
una imagen bastante positiva, una auto imagen muy identificada con valores que
son deseables individualmente y se adaptan a un “deber ser” socialmente
aceptado. Los rasgos más potentes son aquéllos que definen elementos de
desempeño personal (trabajador, honrado, responsable, etc.) y ligeramente menos
los que implican valores y actitudes con respecto a lo colectivo (solidario,
tolerante, etc.).
Rasgos como “rebelde” y “pensando sólo en el presente” generan posiciones muy encontradas, aún con mayorías ligeras de alta identificación (alrededor del 44%). “Con poco sentido del deber”, “con poco sentido del sacrificio” y “egoísta” son identidades rechazadas por la mayoría de los y las jóvenes, aunque pueden reconocerse en ellas hasta uno de cada cinco.
Rasgos como “rebelde” y “pensando sólo en el presente” generan posiciones muy encontradas, aún con mayorías ligeras de alta identificación (alrededor del 44%). “Con poco sentido del deber”, “con poco sentido del sacrificio” y “egoísta” son identidades rechazadas por la mayoría de los y las jóvenes, aunque pueden reconocerse en ellas hasta uno de cada cinco.
Estableciendo
una comparación con el análisis que se hizo en 2006, entonces referido a la
atribución de rasgos a “la juventud en general”, la autoimagen actual de los
jóvenes está mucho más caracterizada por rasgos positivos que los que se
atribuyeron en aquel momento a los coetáneos. Es claro que, más allá de la
benevolencia con que cada cual se mira, hay una reivindicación de los rasgos
más “virtuosos”, postmaterialistas, y una infravaloración de los aspectos
postmodernos, lúdicos y deresponsabilizadores.
En
este período se ha producido un subrayado de todo lo que se podría llamar las
virtudes tradicionales, el deber ser ideal, y un cierto rechazo de esos rasgos
que, con un innegable carácter negativo, los jóvenes se autoaplicaban en
sintonía con el tópico social. No sabemos si los jóvenes son más virtuosos; lo
que podemos afirmar es que serlo parece estar mucho mejor considerado.
CONFIANZA INSTITUCIONAL Y VIVENCIA DE SATISFACCIÓN
Los datos muestran una escasa confianza institucional de los jóvenes. Cabe destacar la brecha de confianza entre lo ajeno al sistema y lo que pertenece al mismo, que visibiliza la grieta entre ciudadanos y poderes públicos convencionales.
Los datos muestran una escasa confianza institucional de los jóvenes. Cabe destacar la brecha de confianza entre lo ajeno al sistema y lo que pertenece al mismo, que visibiliza la grieta entre ciudadanos y poderes públicos convencionales.
Desde
el punto de vista evolutivo, podríamos señalar que a lo largo de estos años se
ha producido un deterioro en la confianza en muchas instituciones, sobre todo
en los partidos políticos, el sistema parlamentario, los sindicatos y la
patronal, aunque parece haber un repunte en 2014, salvo frente a los partidos
que siguen en caída libre. Ha mejorado la confianza en las ONGs y en las
fuerzas armadas. Pese a todo lo anterior, los jóvenes españoles se muestran
algo menos críticos que la población general, donde encontramos aun mayores
índices de desconfianza.
Como viene
siendo habitual en los análisis sobre la juventud española, los jóvenes, pese a
su visión negativa de las circunstancias, declaran altos niveles de
satisfacción general con su vida. Esta satisfacción se basa en apreciaciones
más ligadas a vivencias personales que a las circunstancias contextuales.
Siempre es llamativa esta discrepancia, que parece tener que ver con dos
elementos: la estigmatización que siempre se hace de lo ajeno, y la salvaguarda
de bienestar que se deriva de algunas circunstancias personales (la familia,
los amigos…).
SATISFACCIÓN
CON… (1 NADA /10 MUCHÍSIMO) MEDIA
Con tu vida, en general 8.10
Relación con padres 8.44
Relación con los amigos 8.44
Con tu vida, en general 8.10
Relación con padres 8.44
Relación con los amigos 8.44
TIPOLOGÍA DE LOS JÓVENES ESPAÑOLES SEGÚN SUS VALORES
A
partir de todo lo anterior el estudio propone una tipología de los jóvenes
españoles en función de sus valores. Es bien sabido que no existe la juventud
como tal, que lo que hay son colectivos de jóvenes muy diferentes en
comportamientos, actitudes y valores. Por consiguiente, resulta necesario
intentar aproximaciones a esos colectivos para tratar de obtener una visión más
realista y ajustada de la diversidad del panorama de lo juvenil. Los ensayos de
tipología pretenden distribuir al conjunto en grupos, internamente lo más
homogéneos y compactos posibles, y lo más dispares entre sí que se pueda.
Esta
tipología se ha establecido en función de una serie de variables: las
jerarquías de admisibilidad o de justificación moral de diversos
comportamientos, y la jerarquía de valores finalistas, de los objetivos que los
jóvenes entienden importantes o prioritarios para su vida.
Fuente: http://www.fad.es/
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