Sonia Herrera en http://blog.cristianismeijusticia.net nos
deja unas interesantes recomendaciones cinematográficas acompañadas de algunas
reflexiones sobre el estado actual de la industria del cine.
“El cine en España entra en
pánico tras la peor taquilla de su historia”. Así titulaba El País esta funesta
noticia el pasado 18 de junio. Sin duda, vivimos malos tiempos para la lírica.
La crisis, la pérdida de poder adquisitivo y el impacto de la subida del IVA
cultural del 8% al 21% ha supuesto un terrible mazazo para las industrias
culturales en general, y para el cine en particular, convirtiendo a España en “uno de los únicos países de la zona
euro donde no se aplica el IVA reducido en los ingresos en las actividades
culturales, como el cine, eventos de música en vivo y teatro” (Eldiario.es,
11/12/2012).
Imagen de: Catraca Livre
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Esta subida del IVA está acarreando diversas consecuencias:
reducción de la diversidad cultural y de las inversiones en todo el sector, destrucción
de puestos de trabajo, aumento de la piratería…
Pero esta historia de terror para el cine se empezó a
fraguar hace algunos años… Ya en marzo de 2008 Público desvelaba las cifras
ofrecidas por el Ministerio de Cultura y nos encontrábamos con los primeros
signos de la asfixia: “El cine perdió 9 millones de espectadores en 2008”. La
crisis económica había llegado al cine. Y aunque algunos “visionarios” ...
como Pedro Pérez, presidente de la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales (Fapae), afirmaron por aquel entonces que el 2009 sería un “año magnífico para nuestro cine”, 4 años después estamos asistiendo al cierre de salas, a la quiebra de productoras y distribuidoras y a la desidia más absoluta de gran parte de la población. ¡Cómo si nos pudiéramos permitir el lujo de perder cultura!
como Pedro Pérez, presidente de la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales (Fapae), afirmaron por aquel entonces que el 2009 sería un “año magnífico para nuestro cine”, 4 años después estamos asistiendo al cierre de salas, a la quiebra de productoras y distribuidoras y a la desidia más absoluta de gran parte de la población. ¡Cómo si nos pudiéramos permitir el lujo de perder cultura!
Y si bien es cierto, como se apuntaba anteriormente, que la
piratería ha hecho mucho daño a la industria del cine también lo es que no se
han buscado alternativas y que el Estado no ha realizado una verdadera
apuesta por la cultura, sino más bien por su desmantelamiento. De hecho, un
estudio elaborado por la auditora Price Waterhouse sobre la industria
cinematográfica demostró que un IVA del 10% generaría más ingresos que el
actual tipo del 21%.
Y ante todo este tumulto de cifras creo que es necesario e
interesante hacerse un par de preguntas:
- ¿Qué tipo de cine queremos?
- ¿Qué responsabilidad tenemos los espectadores y espectadoras con el cine y cuál es nuestro compromiso social respecto a la cultura?
Habría que empezar diciendo que la crisis nos ha confrontado
de repente con un cambio de época que conlleva un cambio de pautas de consumo y
de paradigmas. Y en estos momentos oscuros para gran parte de la población e
inciertos para otra parte, los recortes en cultura pasan a verse como un mal
menor comparándolos con los recortes en educación o sanidad y en todo caso se
recurre al entretenimiento como tabla de salvación para alienarse durante un
rato y aislarse de los desahucios, de la corrupción,
de la prima de riesgo, del aumento
del paro, de la última víctima de la violencia
machista, de la pérdida
de derechos laborales…
Pero esa tabla de salvación tiene un lado siniestro: la
trivialidad y la superficialidad en las pantallas nos alejan de la acción.
Y por desgracia esa superficialidad tiene mucho éxito. No en vano,
algunas de las películas más taquilleras en el Estado español en lo que
llevamos de año han sido El hombre de acero, Fast & Furious 6,
Resacón 3, After Earth o El mensajero, entre otras.
¿Y qué sucede con el cine social que se preocupa por los
problemas del momento? ¿Acaso hemos perdido la capacidad de pensar? ¿Nos
incomoda todo aquello que nos cuestiona y solamente nos dejamos mecer por la
banalidad y el espectáculo? ¿El cine es solamente una distracción o debe
tener una función social que contribuya a la construcción de un mundo más justo
para todas/os?
La reflexión será larga, pero lo que sí podemos ver con
claridad si apartamos por un momento los ojos de la vorágine mediática es que si
dejamos morir el cine, dejamos morir un arte y silenciamos a un gran testigo de
la historia, pero también dejamos morir una parte del futuro, porque tal y
como decía Simón Bolívar, “un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su
propia destrucción”.
Por ello, para tomar conciencia y sensibilizarnos con lo que
pasa a nuestro alrededor, en nuestro mundo, aquí tenéis 40 recomendaciones de
cine social (acompañadas de guías didácticas y otros recursos interesantes) que
nadie debería perderse para disfrutar este verano en sala, en casa o al aire
libre, sin olvidar aquel estupendo estribillo de Luis Eduardo Aute: “Cine,
cine, cine, más cine por favor, que todo en la vida es cine y los sueños, cine
son”.
- Erin Brockovich (2000), de Steven Soderbergh
- Ser y tener (Être et avoir) (2002), de Nicolas Philibert
- Pan y rosas (2000), de Ken Loach
- Te doy mis ojos (2003), de Icíar Bollaín
- En tierra de hombres (North Country) (2005), de Niki Caro
- El color púrpura (1985), de Steven Spielberg
- La lengua de las mariposas (1999), de José Luis Cuerda
- En el mundo a cada rato (2004), de Patricia Ferreira, Pere Joan Ventura, Chus Gutiérrez, Javier Corcuera y Javier Fesser
- Mi nombre es Harvey Milk (2008), de Gus Van Sant
- Los olvidados (1950), de Luis Buñuel
- El Cairo, 678 (2010), de Mohamed Diab
- Una jornada particular (1977), de Ettore Scola
- Las mujeres de verdad tienen curvas (2002), de Patricia Cardoso
- Amores perros (2000), de Alejandro González Iñarritu
- Slumdog Millonaire (2008), de Danny Boyle y Lovellen Tandan
- Los chicos están bien (2010), de Lisa Cholodenko
- El gran dictador (1940), de Charles Chaplin
- Las tortugas también vuelan (2004), de Bahman Ghobadi
- Promises (2001), de Justine Shapiro, B.Z. Goldberg y Carlos Bolado
- Philadelphia (1993), de Jonathan Demme
- Evelyn (2011), de Isabel de Ocampo
- Radio favela (2002), de Helvécio Ratton
- El domingo si Dios quiere (Inch’Allah dimanche) (2001), de Yamina Benguigui
- Roma, ciudad abierta (1945), de Roberto Rossellini
- Billy Elliot (2000), de Stephen Daldry
- Los espigadores y la espigadora (Les glaneurs et la glaneuse) (2000), de Agnès Varda
- Veronica Guerin (2003), de Joel Schumacher
- La voz dormida (2011), de Benito Zambrano
- Pa negre (2010), de Agustí Villalonga
- Rebelle (2012), de Kim Nguyen
- Welcome (2009), de Philippe Lioret
- Generación robada (2002), de Phillip Noyce
- Persépolis (2007), de Marjane Satrapi y Vincent Paronnaud
- A ciegas (Blindness) (2008), de Fernando Meirelles
- Madame Brouette (2002), de Moussa Sene Absa
- La vendedora de rosas (1998), de Víctor Gaviria
- Bowling for Columbine (2002), de Michael Moore
- Frozen River (2008), de Courtney Hunt
- El señor Ibrahim y las flores del Corán (2003), de François Dupeyron
- El patio de mi cárcel (2008), de Belén Macías
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