Video-reflexión
sobre el evangelio del domingo - Equipo
Eucaristía - Verbo Divino.
«Por eso te digo: sus muchos
pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero al que poco se
le perdona, poco ama.»
- Comentario al Ev. 16 junio 2013 - “El perdón y la deuda del amor” (José Mª Vegas, cmf )
- Comentario de J. A. Pagola (Defensor de las prostitutas)
- Evangelio Seglar. (CiudadRedonda)
- Presentación Ev. Dom 11 T. Ordinario- C - Regina Goberna (16-6-2013)
- PRESENTACIÓN Reflexión PPS (de pg. Javier Leoz)
- Video-presentación - J.R. Flecha- R. Camilos
- Enlaces para la reflexión del domingo. (FERE-CECA Andalucía)
- Video-pres. del Ev.
- Evangelio ilustrado b/n- (churchforum.org)
- Pres. liturgia 11º TO (Vía Ecclesia)
- Cuaderno HOAC -Dom. 11 del T. O. - C
En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume.
Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: «Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora.»
Jesús tomó la palabra y le dijo: «Simón, tengo algo que decirte.»
Él respondió: «Dímelo, maestro.»
Jesús le dijo: «Un prestamista tenía dos deudores; uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?»
Simón contestó: «Supongo que aquel a quien le perdonó más.»
Jesús le dijo: «Has juzgado rectamente.»
Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona, poco ama.»
Y a ella le dijo: «Tus pecados están perdonados.»
Los demás convidados empezaron a decir entre sí: «¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?»
Pero Jesús dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz.»
Después de esto iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.
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