La
mujer no tenía los mismos derechos civiles ni religiosos que el hombre. Una
mujer dependía totalmente de su padre hasta la edad de 12 años. A esta edad se
celebraban normalmente los desposorios y, un año después tenía lugar el
matrimonio. A partir de entonces la mujer pasaba a depender totalmente del
marido. Éste podía divorciarse, la mujer no.
En
el Templo, la mujer no podía pasar del atrio
reservado a los gentiles y a las mujeres. En el culto de la sinagoga no jugaba papel alguno. Solamente
se limitaba a escuchar. En los juicios su
testimonio no valía. En resumen, la mujer estaba considerada
como menor de edad y una posesión del hombre.
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