“No
negarás justicia al pobre” (Ex 23,6): Comunicado de la HOAC y la JOC ante la
actual situación política y económica.
Eclesalia. Cada día que pasa, las familias del mundo obrero y del
trabajo ven crecer la inseguridad, la incertidumbre y el miedo. Va aumentando
el número de personas que pasa a engrosar las listas del paro. Personas que
acuden a Cáritas, a comedores sociales, que son amenazadas por los bancos, al
no poder pagar las hipotecas que asumieron cuando disponían de un puesto de
trabajo, inmigrantes que se quedan sin atención sanitaria, jóvenes que ven ante
sí un futuro incierto en lo educativo, lo laboral, con imposibilidad de
desarrollar un proyecto de vida personal…
Son algunas
de las consecuencias visibles de esta situación económica en la que nos han
metido los poderosos de este mundo, en nombre del idolatrado mercado. Y a esta
situación hemos llegado, entre otras cosas, por unas formas de vida muy poco
solidarias y por una cultura social que ha favorecido que personas y, sobre
todo estructuras, no hayamos tenido en cuenta la justicia debida a los más
empobrecidos.
Los
gobiernos desarrollan una serie de medidas políticas cuyo fin es el incremento
de los beneficios de una minoría frente a las necesidades de la mayoría. Son
medidas inmorales, al pretender organizar la vida de espaldas al trabajo y a
las necesidades humanas, medidas que están creando mayor desigualdad y pobreza
y que no debemos aceptar con resignación.
Ante esta
situación la HOAC y la JOC, como Iglesia en el mundo obrero, queremos
manifestar:
Que no es
ético, humano, ni cristiano continuar poniendo en el centro de la vida política
y legislativa medidas que condenen a la pobreza, a la exclusión y a la
esclavitud a miles de personas, de familias, tanto en nuestro país, como en el
resto del planeta. Se están destruyendo los derechos sociales y laborales.
Que ante
esta situación las organizaciones sociales, políticas y económicas, y también
todas las personas, hemos de plantearnos cómo es posible organizar la vida
social, la economía, la política, desde otros criterios que no sean
prioritariamente el de la lógica del beneficio.
“El primer
capital que se ha de salvaguardar y valorar es el hombre, la persona en su
integridad” (Benedicto XVI).
“Las
necesidades de los pobres deben tener preferencia sobre los deseos de los ricos;
los derechos de los trabajadores, sobre el incremento de los
beneficio” (Juan Pablo II) “Un criterio justo no debe basarse en
recortes desproporcionados en servicios esenciales para los pobres. El criterio
moral que debe regir es que la “economía existe para la persona y no la persona
para la economía” (Obispos de EEUU, septiembre 2012 con motivo del día del
trabajo).
Queremos
poner de manifiesto que existe también otra realidad, de la que los medios
de comunicación no suelen hacerse eco. Son hechos y experiencias de vida
humana, que nos muestran que es posible vivir de otra manera, construir otra
sociedad más fraterna, desde criterios no economicistas, donde todas y todos
podamos vivir con dignidad. Para los creyentes son signos del Reino de Dios y
suponen, para la JOC, la HOAC y otros movimientos cristianos, una constante de
lucha diaria contra la indignidad que provoca este sistema.
Así nos lo
muestran tantas experiencias y acciones que se están viviendo dentro y fuera de
nuestras fronteras:
- las
plataformas de afectados por las hipotecas y la solidaridad con las personas
que se quedan sin vivienda;
- las
expresiones variadas contra los recortes sociales,
como las movilizaciones sindicales y sociales;
- las
diversas manifestaciones de trabajadoras y trabajadores mostrando su rechazo
ante el cierre de empresas, ante los ERES; las asambleas de parados y paradas
dispersas por todo el territorio del estado, buscando alternativas para el
reparto del empleo;
- las
plataformas vecinales que trabajan por la construcción de barrios donde poder
vivir con dignidad;
- las
experiencias de tantos colectivos que fomentan el empleo, empresas de
inserción, cooperativas, las redes de solidaridad nacional e internacional, los
bancos de tiempo, los economatos solidarios, la banca ética, tiendas a coste
cero, la solidaridad familiar, vecinal, o los grupos de personas que comparten
sus bienes con otras familias…
Todas estas
experiencias son muestras de que hay alternativas, de que es posible otro
tipo de sociedad, otro tipo de cultura solidaria. Son prácticas generadoras
de otra cultura que hace viable nuevas formas de organización de la vida
social, donde lo económico no tiene la última palabra y donde el centro es el
ser humano y sus necesidades. A eso estamos llamados, ahí encuentran los
hombres y mujeres de hoy, creyentes o no creyentes, la felicidad y ahí debemos
encontrarnos para potenciarlos.
(Eclesalia
Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su
procedencia).
Madrid, 14
de septiembre de 2012.
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