¿Hasta qué punto
estamos dispuestos a luchar por lo que profesamos, sentimos y queremos?
- Trailer oficial -462
- Película completa (Inglés con sub. en español)
- Película completa (Latino)
La película está basada
en hechos reales de la Guerra Cristera (1926-29). Siguiendo a un cura que
se convierte en militar, un heroico general que cambia de bando y encuentra
sentido a su vida, un niño con una inconmensurable fe, una mujer cuya valentía
no conoce límite y un joven líder social
apasionado, se cuenta la historia de los
católicos mexicanos llamados cristeros, que en la segunda década del siglo XX
se enfrentaron al Gobierno que pretendía la secularización de México y que
desató una persecución religiosa contra laicos y religiosos ocasionando
numerosos mártires y la respuesta armada de los católicos mejicanos en defensa de una causa común: la libertad.
Aunque es una
película hecha en México, fue rodada en inglés. La película es el debut de
Wright como director, quien es un conocido realizador de efectos visuales en
películas como Las dos torres (2002) y El retorno del Rey (2003).
Considerada la película más cara en la industria del cine mexicano con un coste
aproximado de 110 millones de pesos.
La película está protagonizada
por el cubano Andy García, que encarnará Enrique Gorostieta, líder de los
cristeros de Jalisco y el mexicano Eduardo Verástegui, que interpretará al
beato Anacleto González.
La Guerra Cristera,
que duró oficialmente tres años -entre 1926 y 1929-, tuvo como lema "Viva
Cristo Rey y Santa María de Guadalupe". En ella participaron en su mayoría
campesinos iletrados arengados por religiosos y terratenientes para defender la
libertad de culto.
Murieron cerca de un cuarto de millón de personas, con batallas de gran crueldad y terminó sin una victoria clara de ningún bando.
La Constitución de 1917 fue mantenida, aunque
el recorte de derechos contra la Iglesia se suavizó. Con la intermediación del
embajador norteamericano, se llegó a un acuerdo de paz que muchos alzados
consideraron una traición de parte de los dignatarios eclesiásticos locales.Murieron cerca de un cuarto de millón de personas, con batallas de gran crueldad y terminó sin una victoria clara de ningún bando.
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