Neil Armstrong valoraba más haber pisado donde pisó Cristo que aquella huella sobre la Luna.
El día 25 de Agosto de 2012 falleció Neil Armstron, el primer hombre en pisar la Luna. Fue ingeniero, piloto, astronauta... y sin contradicción alguna, también fue un hombre muy religioso.
Corrían
los años sesenta, y en la carrera espacial entre Estados Unidos y la
Unión Soviética era importante "ser el primero". Los rusos, con Yuri Gagarin,
fueron los primeros en conseguir que un hombre completara un viaje
espacial completo. Fue en 1961, y el astronauta héroe del comunismo
declaró sarcásticamente para confirmar el materialismo oficial: "No veo ningún Dios aquí arriba". Murió en 1968 en un accidente de avión, sin llegar a ver la siguiente gran hazaña de la navegación extraterrestre.
El 21 de julio de 1969 el Apolo XI, con aquella histórica tripulación (Neil Armstrong, Edwin "Buzz" Aldrin, Michael Collins),
llegó a la órbita de la luna, y cuando el módulo tocó su superficie
Armstrong descendió, dejó su huella y pronunció en directo, para
millones de telespectadores, aquella frase: "Un pequeño paso por un hombre, un gran paso para la Humanidad".
En rueda de prensa ofrecida inmediatamente después de finalizar con éxito su formidable aventura su compañero Edwin Aldrin, el segundo hombre en pisar la luna, declaró que allá arriba no había visto más que huellas de la existencia de Dios. (SIGUE...)
Tras los pasos de Cristo El
fallecimiento de Armstrong a los 82 años nos ha hecho recordar el
momento en que dejó su huella en la Luna y también que llegó a la NASA tras un brillante historial
militar que incluye 78 misiones de combate como piloto naval en Corea.
A diferencia de Gagarin, Armstrong era un hombre muy religioso y profundamente cristiano. Quizá la historia más conocida en ese sentido es la que sucedió en Jerusalén en 1988.
Neil visitó Jerusalén ese año, y le pidió a Thomas Friedman, un profesor experto en arqueología bíblica que le hizo de guía por la ciudad, que le llevase a un lugar donde pudiese tener la certeza de que había caminado Jesucristo.
El profesor, una de cuyas alumnas, Ora Shlesinger,
ha relatado la historia más de una vez, llevó a Armstrong a los restos
de escaleras del templo construido por Herodes el Grande que aún se
conservan. "Estos peldaños constituían la principal entrada al templo",
le dijo: "No hay duda de que Jesús subió por ellos".
Armstrong
se concentró entonces profundamente y rezó durante un rato. Al
terminar, se volvió a Friedman, y, emocionado, le dijo: "Para mí significa más haber pisado estas escaleras que haber pisado la Luna".
Adaptado de http://religiónenlibertad.com
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