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Este interesante artículo y un libro descargable gratis ha sido publicado por el periódico ABC.es en la sección dedicada a la familia. Lo firma M. J.
Pérez-Barco y ofrece claves para educar las emociones desde temprana edad y conseguir bienestar a largo plazo y salud, ofreciendo
además grandes ventajas en su desarrolo personal, académico y
profesional.
- Descargar el estudio «¿Cómo educar las emociones?» (gratuito -132 pg.)
Ya hay
investigaciones que demuestran que el éxito de una persona en la vida no se
debe tanto a sus capacidades intelectuales como a sus aptitudes emocionales.
Así lo refleja un estudio de The Consortium for Research on Emotional
Intelligence in Organizations que atribuye el éxito del individuo a sus
capacidades intelectuales en un 23% y a sus aptitudes emocionales en un 77%.
Sea así, o no, lo cierto es que existe una tendencia que defiende que educar a
nuestros hijos en las emociones conlleva muchos beneficios en su bienestar a
largo plazo y en su salud, y les ofrece además grandes ventajas en su
desarrolo personal, académico y profesional. Y eso se hace desde la más tierna
infancia.
Saber
reconocer lo que sentimos, expresarlo y poder cambiarlo es clave para
comprender a los demás y a nosotros mismos. Los expertos conocedores de este
asunto defienden que ayuda a resolver conflictos, reduce los niveles de
estrés y depresión, aumenta la capacidad de empatía y se encaja mejor la
frustración cuando las cosas no salen como deseamos. Cargarse de emociones
positivas mejora el sistema inmune y ayudan a prevenir enfermedades
porque disminuyen el dolor, reducen la presión sanguínea y disminuyen los
niveles de adrenalina asociados a la ansiedad. Por el contrario, las emociones
negativas pueden contribuir a reducir las defensas del sistema inmunitario y
juegan un papel importante en el desarrollo de ciertas enfermedades.
Por todos
esos motivos resulta de una infinita utilidad el estudio «¿Cómo
educar las emociones?» (gratuito), realizado por el Observatorio
FAROS Sant Joan de Déu y coordinado por el catedrático de la
Universidad de Barcelona Rafael Bisquerra junto con la Fundación Eduardo
Punset. A lo largo de 132 páginas, una serie de expertos nos
introduce en el maravilloso mundo del sentir, con consejos para entender el por
qué y para saber gestionar nuestras emociones. Además facilitan una vasta
selección bibliográfica para entrar en detalle.
Todo
comienza en la familia, empezando por los padres que deben enseñar luego a sus hijos. Y después
continúa en la escuela. Al final, se trata de lograr cinco destrezas
imprescindibles en nuestros tiempos:
desarrollar la consciencia emocional,
saber controlar las emociones, tener consciencia social y empatía, desarrollar
habilidades sociales y de relación con los demás, y tener facilidad parar tomar
decisiones y resolver conflictos.
He aquí
algunas claves que ofrece uno de los expertos. En este caso, Esther García
Navarro, coordinadora y docente del Máster en Educación Emocional y Bienestar y
del Máster en Inteligencia Emocional en las Organizaciones de la Universidad de
Barcelona, explica cómo empezar a educar a nuestros hijos en las emociones con
prácticas y hábitos muy sencillos:
—Dibujar con
los niños caras que expresen diferentes emociones: tristeza, enfado, rabia... Y colgar
estos dibujos en alguna pared de la casa para trabajar con el pequeño la
emoción que está sintiendo. Si llevamos al niño hacia esas imágenes nos puede
indicar cómo se siente.
—Con los
adolescentes se puede trabajar un diario emocional. Hay que animarles a ello, sobre
todo cuando han vivido alguna situación positiva o negativa. Pueden anotar:
cómo se siente, por qué, si creen que es necesario cambiar esa emoción y qué
pueden hacer para cambiarla.
—Un buen
ejercicio es que padres e hijos imiten emociones situándose frente a un espejo. Así observan cómo cambian los
gestos faciales según la emoción de que se trate.
—Cuando
tiene lugar un suceso importante para ellos, los padres tiene que ayudar
a su hijo a que conecte con el sentimiento que siente, ponerle nombre y
detectar por qué se ha producido ese sentimiento.
—En casos de
una enfermedad de larga duración, es muy importante que los niños sepan
qué están sintiendo. De esta forma, aprenden a comprender qué siente y pueden
aprender a cambiar su emoción para que se encuentren mejor.
Actividades
para fomentar las emociones positivas y gestionar las negativas:
—Escuchar
varios tipos de música junto a nuestros hijos les abrirá puertas para que puedan escoger aquella
que les genere tranquilidad, calma, paz, para regular su estrés, ansiedad, o
bien piezas que les provoquen emociones positivas como la alegría.
Es
importante que los padres detecten si el niño está estresado, enfadado o triste
y qué tipo de música le puede ayudar a cambiar ese estado.
—Jugar con
los niños, sin crear dependencia. Compartir un rato de nuestro tiempo libre al llegar a
casa. Con el juego los pequeños aprenden a aumentar su tolerancia a la
frustración, controlan su impulsividad, respetan turnos y escuchan con más
atención. El juego es una oportunidad para reír, fomentar el sentido del humor
y las emociones positivas.
—Dar
caricias y muestras de afecto. El contacto corporal permite mostrar nuestro amor
hacia el otro. Los besos, los abrazos, las caricias les hace consciente del
bienestar que siente cuando reciben muestras de afecto. Esto ayuda a su desarrollo
emocional. Y aprenderán a mostrar amor y cariño a los demás.
—Cantar y
bailar ayuda a
generar bienestar.
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