- España registra en noviembre de 2018 el número más bajo de católicos en la historia.
- El 66% de los españoles se define como católico, mientras que los no creyentes y ateos son ya 3 de cada 10
“La
tendencia continuará a la baja. Solo hay que ver los datos por edades para dar
por sentado que el contingente de católicos disminuirá a medida que la
población vaya envejeciendo”, alerta el sociólogo y director del Instituto de
Familia de la Universidad Pontificia Comillas, Fernando Vidal. Una
lectura apoyada en los datos, ya que el 53,3% de los jóvenes de 18 a 24 años
son ateos o no creyentes, como pone de manifiesto el Barómetro de noviembre,
conocido el pasado 5 de diciembre. Sin embargo, “la mitad de los jóvenes son
creyentes y muestran su voluntad de seguir siéndolo. Por tanto, vamos hacia la
sociedad de las dos mitades”, reconoce. En su opinión, “el aumento de no
creyentes se dispara cuando hay una reacción ideológica, pero disminuye cuando
las personas piensan en los planteamientos y lo que supone ser cristiano”.
Católicos nominales
Menos
optimista con los datos sobre el número de católicos es el sociólogo y autor
del informe ‘Jóvenes Españoles’ de la Fundación SM, Juan María
González-Anleo. “No me sorprende nada. De hecho, lo que me sorprende es que
el porcentaje sea tan alto”, mantiene. Y continúa: “Yo no soy nadie para decir
qué es católico y qué no, pero el catolicismo de ese 66% de personas creo
que es cultural. Es de veneración por la virgen de mi pueblo y poco más, por lo
que son católicos nominales”. De hecho, como pone de manifiesto ‘Jóvenes
Españoles’, el grado de importancia de la religión en las vidas de católicos no
muy practicantes y no practicantes es prácticamente la misma, 17,9% y 16,2%
respectivamente. Según explica, son datos que deben preocupar a la institución.
Y va más allá, porque como alerta el citado informe, los jóvenes practicantes
que dicen ser miembros y piensan seguir siéndolo han mermado desde 2010 a 2016
en más de un 10%.
Los
sociólogos reconocen tres olas de secularización en España: la primera, tras la
Guerra Civil; la segunda, en el 68; y la última de 1999 a 2005, cuando se
redujo el número de católicos en un 18%. “Y no se hicieron agnósticos, sino
ateos, que son más difíciles de recuperar”, recalca González-Anleo. Pero las
olas no quedan ahí. “De 2005 a 2010 se perdió otro 13%. Por tanto, la
secularización no se ha frenado, no está en punto muerto, sino que continúa muy
activa”.
En este
mismo sentido, Javier Barraycoa, profesor de Sociología de la
Universitat Abat Oliba CEU, mantiene que “en la década de los 80 y 90, la
secularización se presentaba como agnosticismo y/o falta de práctica religiosa.
Ahora ya se empieza a definir como ateísmo. El puro ateísmo puede provocar
reacciones y conversiones radicales. Pero el eclecticismo entre materialismo
y pseudoespiritualidad es letal. Pues los jóvenes no sienten la necesidad
espiritual porque queda cubierta de mil formas”. https://www.vidanuevadigital.com/2018/12/14/
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