Este artículo está firmado por Salvador Sostres en ABC (2-8-2018). Por su interés lo traemos aquí.
La
Religión tendría que ser la asignatura central de cualquier colegio,
porque a través del conocimiento y del estudio de nuestra trascendencia
llegamos a comprender todo lo demás. La obsesión laicista no tiene que
ver con la libertad o la neutralidad, sino con el afán de sus apologetas
por sustituir a Dios con una ética de bisutería que esclavice al Hombre
en su mortalidad, le seque la esperanza y le vuelva manipulable y
prescindible, un juguetito en manos de la ingeniería social. No es que
ateos y laicos no crean en Dios; es que se excitan pensando que pueden
jugar a ser el Creador.
Han sido múltiples y patéticos sus
intentos de suplantación. ¿Qué es la Declaración de los Derechos Humanos
sino la versión top manta de los Diez Mandamientos? Llevamos tanto
tiempo viviendo de espaldas a la Cruz que nos hemos acabado conformando
con cualquier simulacro.
Es fundamental que nuestros hijos
entiendan la victoria de la Navidad, que buceen en los confines de su
sentimiento de culpa y que aprendan a vivir sabiendo que todos los
sentimientos están resumidos en el Calvario. Es lo que más nos define,
en lo que mejor nos reconocemos. Las asignaturas específicas vendrán
luego pero en cualquier caso, como la música de Bach, dependerá de su
talento. El arte sagrado, en todas sus disciplinas, es el más valioso y
emocionante.
La
Religión tendría que ser la asignatura central de todos los colegios y
que nuestros hijos crecieran de dentro para fuera, encontrando primero
su sentido y luego su utilidad. Así, las vocaciones profesionales serían
un compromiso con su misión vital y no este ir a la universidad, tan de
nuestra época, para hacer ver que estudias cualquier cosa con el único
objetivo de continuar viviendo de tus papás.
Todas las materias
son importantes, pero saber a qué hemos venido al mundo todavía lo es
más. Conozco a padres que creen que la educación sexual de su hija
consiste en regalarle una caja de preservativos cuando tiene el primer
novio más o menos formal. Picadillo del Señor, carne sobre carne
amontonada por tu propio padre. Jesús te quiere más de lo que crees,
pero es muy triste que necesitemos degradarnos tanto para comprender
que, sin la tensión espiritual que nos completa, en nada nos
diferenciamos de las bestias.
La Religión tendría que ser el cauce
central de la formación de nuestros hijos. Es insufrible la relación
tan chabacana que los niños tienen con su misterio y lo fácil que es
jugar con sus sentimientos. Es dramático el poco respeto que tienen por
sus padres, por sus maestros, por su propio cuerpo. Sin temor de Dios
esto se ha ido volviendo un vertedero. Sin la intuición de lo sagrado,
lo mismo da un after que una catedral.
Tal como el divorcio no es
un derecho, sino un fracaso, y el aborto no es una libertad, sino una
tragedia, un niño que crece diciendo que no cree en nada no es una
opinión sino la metáfora del desgarro de la Humanidad.
sábado, 11 de agosto de 2018
La religión tendría que ser la asignatura central de cualquier colegio.
Etiquetas:
DEPARTAMENTO RELIGIÓN
,
ELIGE RELIGIÓN
,
VALORES
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
No hay comentarios :
Publicar un comentario