Los dos milagros que han llevado a la
santidad a la Madre Teresa de Calcuta han sido las curaciones inexplicables por su intercesión de una mujer india, Mónica Bersa y un hombre brasileño, Marcilio Andrino.
Mónica Bersa, superó un tumor en el abdomen y Marcilio Andrino se curó milagrosamente el año 2008 de una fase terminal por graves
problemas cerebrales
El primer
paso que exige el Vaticano, la beatificación, se concedió gracias al milagro
de la india Mónica Bersa, quien salvó su vida en 1998, un año después de la
muerte de la Madre Teresa.
Bersa, de 34
años, padecía un tumor en el abdomen que sanó luego que uno de los médicos que
la trataba le colocara en el pecho una medalla que era de Agnes Gonxha Bojaxhiu,
nombre secular de Madre Teresa.
Mientras que
la canonización se produce gracias al milagro del brasileño Marcilio Andrino,
quien
fue diagnosticado en 2008 de una infección rara en el cerebro e
hidrocefalia.
Durante un
mes fue tratado con antibióticos, y a la par le rezaba junto a su esposa a la
Madre Teresa de Calcuta.
Los médicos
habían decidido operar, sin embargo, no fue necesario porque un día se levantó
"sin dolores de cabeza y con paz interior".
"Los
abscesos se habían reducido en un 70 por ciento y la hidrocefalia había
desaparecido. A los tres días hicimos más análisis: no había ningún rastro de
los abscesos. Comprendía que me había curado", declaró Andrino, quien ha
estado presente en la Plaza de San Pedro
este domingo para acompañar la canonización.
Diferencias entre canonización y beatificación
La
canonización es un proceso más avanzado que una beatificación, que proclama a
alguien como beato, mientras que una canonización lo proclama como santo.
1.- Primero
beato, luego santo:
Antes de que
alguien sea canonizado, tiene que haber sido antes beatificado.Cuando alguien
se canoniza, es porque ha sido proclamado santo y por ello se le incluye el
canon, es decir entra en la lista oficial de los santos.
Una persona
es declarada santa, cuando la Iglesia tiene la certeza de que el aspirante
a santo tiene un privilegio divino y está en contacto directo con Dios.
Por el
contrario, cuando se habla de beato, es cuando alguien ha sido reconocido por
entrar en el cielo y que puede interceder por aquellos que rezan en su nombre.
La Iglesia
reconoce que el que ha sido nombrado beato es porque ha llevado una vida
virtuosa y santa y su vida es un ejemplo para los creyentes.
2.- La
cantidad de milagros:
Para
beatificar a alguien se necesita al menos un milagro, el cual debe ser
atribuido a un candidato. A menos que este haya muerto por un martirio.
En el caso
de la canonización se necesitan dos, el que se haya tomado en cuenta para su
beatificación y otro que haya tenido lugar luego de ser beatificado. El último
se cataloga como la confirmación de que Dios aprobó la proclamación de santo.
3.- La
veneración:
En el caso
de la beatificación, el máximo representante de la Iglesia Católica permite que
un aspirante a santo sea venerado públicamente en lugares que tengan que ver
con su vida, o su entorno.
En cambio,
la canonización implica una mayor formalidad, ya que el Papa es quien
declara oficialmente santa a una persona y por ello permite el culto al
santo en toda la iglesia. Es decir puede ser venerado en todo el planeta y no
solo en sitios que tengan que ver con su vida.
4.- El
reconocimiento:
La solicitud
de reconocimiento cambia dependiendo de si es una beatificación o una
canonización. En el caso de la beatificación, es el obispo de la diócesis
donde falleció el aspirante a beato.
Mientras
que, en una canonización, es el prefecto de la Congregación para las causas de
los Santos quien habla en nombre de la Iglesia entera y quien pide que se le
declare santo.
5.- La misa
protocolar:
Anteriormente
existía una diferencia entre quien presidía la misa de beatificación y
canonización. El Papa era quien presidía la misa de canonización, mientras
que la beatificación no. Sin embargo, esta práctica ha cambiado con el
paso de los años.
El papa
Pablo VI, presidió en 1971 la misa de beatificación de Maximiliano Kolbe,
mártir en un campo de concentración nazi. Asimismo, durante el pontificado de
el papa Juan Pablo II, se celebraron cientos de misas de beatificación,
incluida la de Juan XXIII en el año 2000.
Con la
llegada de Benedicto XVI se pretendió regresar a la idea de sólo presidir misas
de canonización. Pero, en septiembre de 2010 presidió la beatificación de John
Henry Newman y, en mayo de 2011, de Juan Pablo II.
6.- La
simplificación:
Entre
canonización y beatificación, ésta última deviene de la idea de instaurar un
proceso más simplificado. Antes muchas diócesis tenían que esperar años hasta
poder celebrar a alguien o rendir devoción a nivel local a una persona
considerada santa por lo que se instauró el proceso de beatificación, más
rápido, para que se pudiera rendir devoción a alguien a nivel local.
Fuente: adaptado de http://www.telesurtv.net
No hay comentarios :
Publicar un comentario