Los presidentes de Israel, Simón Peres, y de la Autoridad
Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, dijeron ante el papa Francisco que están
preparados para intentar conseguir lo antes posible la paz en Oriente Medio.
Este encuentro sin precedentes del Papa Francisco con los
presidentes palestino e israelí para invocar la paz se celebró en un rincón de
los Jardines Vaticanos, resguardado por altos arbustos y con vistas a la cúpula
de la Basílica de San Pedro.
La reunión de oración se produjo después de que el papa
invitase a ambos mandatarios a su "casa" para rezar por la paz
durante su viaje a Tierra Santa del 24 al 26 de mayo pasados.
El custodio de tierra Santa, el franciscano Pierbattista
Pizzaballa, encargado de organizar el encuentro, había advertido de que nadie
pensase que "estallaría" la paz en Medio Oriente tras esta
celebración, pero, al menos, los dos presidentes dejaron clara su intención de
querer esforzarse por poner la palabra fin al conflicto.
El "abrazo de las tres religiones" en la reciente visita del P. Francisco a Tierra Santa |
Durante la ceremonia, en la que el papa Francisco estuvo
sentado entre los presidentes palestino e israelí, judíos, cristianos y
musulmanes dieron las gracias por la Creación, pidieron perdón por los pecados
y, sobre todo, invocaron la paz.
Salmos, lecturas de la Biblia, una oración del rabino Nahman
de Breslau, el "Mea Culpa" que pronunció en 2000 san Juan Pablo II,
un escrito de San Francisco de Asís y textos inspirados en el Corán, junto con
piezas musicales crearon una atmósfera íntima para una ceremonia histórica.
Después, Francisco se dirigió a los mandatarios para
indicarles que "los hijos están cansados y agotados por los conflictos y
con ganas de llegar a los albores de la paz".
Y afirmó que todos "piden derribar los muros de la
enemistad y tomar el camino del diálogo y de la paz para que triunfen el amor y
la amistad".
El judío Peres,
el musulmán Abbas, el Papa y el Patriarca de Constantinopla plantando un olivo en los jardines del Vaticano |
En su discurso, pronunciado en italiano, recordó cómo muchos
de esos hijos "han caído víctimas inocentes de la guerra y de la
violencia, plantas arrancadas en plena floración".
Y pidió que "su memoria" dé las fuerzas para
"perseverar en el diálogo a toda costa, la paciencia para tejer día tras
día el entramado cada vez más robusto de una convivencia respetuosa y
pacífica".
Francisco consideró que "para conseguir la paz, se
necesita valor, mucho más que para hacer la guerra".
Después le tocó el turno a Peres, que aunque admitió que la
paz "no se consigue fácilmente", instó a "luchar con todas
nuestras fuerzas para llegar a ella. Para conseguirla pronto, incluso si para
ello se requieren sacrificios o compromisos".
Peres expresó el deseo de que "la verdadera paz pueda
convertirse en nuestra herencia temprana y rápida" y aseguró que israelíes
y palestinos "desean todavía ardientemente la paz".
"La lágrimas de las madres sobre sus hijos todavía
están grabadas en nuestros corazones. Debemos poner fin los gritos, la
violencia, los conflictos. Todos necesitamos la paz. La paz entre
iguales", añadió.
El discurso más político lo pronunció Abás, que pidió además
de la paz para "nosotros y nuestro vecinos" también
"libertad" para Palestina, un "estado soberano e
independiente".
Abás aseguró que "la reconciliación y la paz" son
los "objetivos" de los palestinos y dijo en su discurso en los
Jardines Vaticanos: "aquí estamos, Dios, inclinados a la paz. Haz firmes
nuestros pasos y corona nuestros esfuerzos y empeños con el éxito".
El presidente palestino también formuló su deseo de que
"Palestina, y Jerusalén en particular, (sean) una tierra segura para todos
los creyentes, y un lugar de oración y veneración para los seguidores de las
tres religiones monoteístas".
Además de las palabras, Abas y Peres tuvieron gestos de
acercamiento cómo cuando se saludaron cordialmente en la residencia de Santa
Marta, donde les recibió el papa Francisco, y no dudaron en subirse juntos a un
autobús para acudir al lugar de la celebración y posteriormente plantaron
juntos un olivo, el árbol símbolo de la paz.
Tras la celebración, los tres pudieron intercambiar sus
opiniones al reunirse en privado en la Academia Pontificia de las Ciencias, a
pocos pasos del lugar de la ceremonia.
Fuente:
EFE, via larazón.es
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