«... yo os daré palabras y sabiduría a las que no
podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro... Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.» (J. de Nazaret)
- Comentario al Ev. 17 noviembre 2013("Lo que queda y lo que pasa" - José María Vegas, cmf)
- Comentario de J. A. Pagola ("Tiempos de crisis")
- Evangelio Seglar. (CiudadRedonda)
- HOMILIA (Pg. Javier Leoz)
- Evangelio ilustrado b/n (churchforum.org)-
- Recursos ACG
- Cuaderno HOAC -Dom. 32 del T. O.-C
- Presentación ev. (benedictinescat.com)
- Reflexión del domingo (Asun Gutiérrez)
- PPS (J.R. Flecha-via Ecclesia)
- Presentación (R. Camilos)
- Presentación -J. Pagola (Buenas N. - Youtube)
En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos.
Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.»
Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?» ...
Él contestó: «Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien: "El momento está cerca"; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida.»
Luego les dijo: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo. Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.»
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