domingo, 26 de mayo de 2013

La asignatura Religión entre las dos Españas

Se presenta una nueva reforma educativa. Para algunos, como siempre, todo el problema radica en la asignatura de Religión y no desaprovechan la ocasión para arremeter demagógicamente contra ella y contra la misma religión. Esta es la carta de P. Lamet a J. J. Millás:

CARTA ABIERTA A JUAN JOSÉ MILLÁS
 Querido colega:


Hace unos días has dedicado  en El País un tremedo párrafo la cuestión religiosa en la reforma educativa. Escribes: “Un dios que necesita puntuar para la nota media tanto como el Teorema de Pitágoras, es un dios con la autoestima por los suelos. Pero es el dios que el Gobierno de Rajoy acaba de introducir en nuestro sistema educativo, el dios de los siniestros Rouco Varela y Martínez Camino, el dios del recientemente fallecido general Videla, de misa y comunión diarias, el dios que perdona al violador y excomulga a la violada por deshacerse de su semilla, el dios que iluminó a Bush y Aznar, entre otros, para bombardear a la población civil de Irak y poner en marcha los centros de tortura conocidos como cárceles secretas, el dios de Franco, que creíamos olvidado, el de Pinochet y el de su amiga íntima, Margaret Thatcher, un dios neoliberal, ultracapitalista. Más que un dios, si lo piensas, parece un tipo con problemas de reconocimiento público. Pues bien, ya lo tenemos en los libros de texto, a la altura de los grandes físicos de la historia, de los más famosos matemáticos, a la altura de los más laureados lingüistas, de los grandes poetas, a la altura de Verlaine o de Rimbaud, con los que se codeará en los exámenes de fin de curso”.
Tu párrafo, amigo Millás, es tan brillante y verdadero como manipulador y torticero. Ningún creyente que merezca ese nombre puede creer en ese dios, que te agradezco, escribas con minúscula, porque coincide con el dios-caricatura de las batallas y la catequesis nacionalcatólica, el dios opio del pueblo, que se ha utilizado para la opresión y la esclavitud contra la libertad de la persona y el desarrollo cabalmente humano de las conciencias.
Pero, como siempre, el engaño está en la falta de matiz, en la fabricación de un monigote de trapo para lanzarle con ira pelotas en la feria. Porque  detrás de tu comentario un tema de fondo que comparto. Hace muchos años que he defendido que en la enseñanza hay que distinguir entre educación en la fe y cultura religiosa. La educación en la fe, en mi opinión, es un cometido de la familia y la comunidad religiosa, llámese parroquia o cualquier entidad o confesión del signo que sea. Y enseñanza religiosa cultural, como Historia de las Religiones o formación en los conceptos religiosos que han motivado y movido a los hombres desde cualquier etnia o civilización a buscar, recurrir o adorar los que llamamos Dios.
Mi tesis es que la incultura religiosa es tan peligrosa como desconocer la obra de los científicos, lingüistas, poetas o escritores que citas. Es imposible, por ejemplo, disfrutar de la pintura de un Museo del Prado sin saber distinguir la Asunción de la Ascensión o la Anunciación, que son conceptos culturales y religiosos. Y resulta bochornoso, por ejemplo, que un joven periodista escriba “hacer misa” en vez de “celebrar misa”, porque querámoslo o no esos  son términos de un patrimonio de siglos de historia y cultura cristiana, a la que pertenecemos más allá de nuestras creencias.
Por tanto esa cultura religiosa debería ser evaluable como cualquier otra asignatura, no el adoctrinamiento en la fe, es decir la enseñanza confesional. Tampoco la moral cristiana debe ser impuesta por ley y menos un dios vengador o del Sinaí, que por cierto se aleja años luz del que presenta Jesús en el Evangelio. Pero tampoco es de recibo que tú, Juan José Millás, un reconocido escritor y un hombre culto. ignore, oculte, escamotee las otras acepciones de Dios que han inspirado al Greco, Santa Teresa, Juan de la Cruz, Calderón, Dante, Claudel, Mauriac,  Teilhard de Chardin y han dignificado a la persona como a Aquino, Rahner, Romero, Luther King, Juan XXIII o Ellacuría. ¿No pueden y deben  esas figuras, ayudar, más allá de sus creencias, a la formación de niños y adolescentes del futuro?
He luchado muchos años contra el nacionalcatolicismo y a favor de la separación de Iglesia y Estado, como para no indignarme ahora con la simplifiación malintencionada de un sector de la comunicación, que oculta caras de la realidad en favor de un sectarisimo o partidismo político. El problema de fondo es el bajo nivel de nuestros alumnos en el ranking de la enseñanza y el que aquí la religión como otros factores sigue siendo un arrojadizo entre las dos Españas. Lo que falta es el pacto en educación, que con mérito intentó el ministro Gabilando entre los dos grandes partidos y acabar con este peloteo infantil y trasnochado que inventa leyes con cada gobierno. A ello, Juan José  ¿no crees que deberíamos contribuir los medios desde el respeto y el diálogo a una sociedad plural y sus valores en vez de movernos en el ámbito de trasnochados clericalismos y anticlericalismos? Con un saludo cordial
Pedro Miguel Lamet
Fuente: http://blogs.21rs.es/lamet/2013/05/la-asignatura-religion-entre-las-dos-espanas/

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