La Iglesia católica se dispone a
recorrer el tiempo litúrgico y espiritual de la Cuaresma, los cuarenta días de
camino hacia la Pascua. La Cuaresma es siempre tiempo y don de Dios para la
conversión, para la renovada y permanente toma de conciencia de la obra de la
salvación en Jesucristo y por Jesucristo.
El ayuno, la
limosna y la oración son los tres medios tradicionales y bien fecundos para
recorrer este tiempo de gracia, este día –cuarenta días- de salvación. Desde
estas claves, ofrecemos a continuación y con una clara finalidad pastoral
y catequética los siguientes decálogos.
(1). Lo que
la Cuaresma es
1.- La
cuaresma nació como desarrollo pedagógico de un aspecto central del misterio
cristiano celebrado en el triduo pascual. Destaca la perspectiva de su
referencia a Jesucristo.
2.- La
cuaresma ha sido siempre el tiempo litúrgico más caracterizado del
cristianismo. Es un conjunto de cuarenta días, cuya razón de ser originaria fue
la de imitar el ayuno previo del Señor al comienzo de su ministerio apostólico.
3.- La
cuaresma es privilegio aptísimo para vivir en y de la Palabra de Dios. Vivir en
y de la Palabra significa leerla, rezarla, meditarla, abrirse a ella,
confrontarse con ella, poner a su tamiz y a su luz nuestra propia existencia.
Llenarse de ella para sea la música y la letra de la pletina de nuestra alma y
de la partitura de nuestro corazón.
4.- Toda la
liturgia de la cuaresma, tanto en sus aspectos rituales como en la misma
liturgia de la palabra, está transida de hermosísimos símbolos que ayuden y
hagan visible el camino cristiano de la conversión. Estos símbolos son el
desierto, la luz, la salud, el agua, el perdón, la liberación, la cruz y la
resurrección.
5.- Los
personajes bíblicos que iluminan el camino cuaresmal son José hijo de Jacob,
Ester, la casta Susana, Jeremías, el ciego de nacimiento, el hijo pródigo, el
padre del hijo pródigo, la samaritana, la mujer adúltera y arrepentida, Zaqueo,
el buen ladrón… y, sobre todo, Jesús de Nazaret.
6.- La
cuaresma encuentra en la oración la más apropiada de sus atmósferas y de sus
escuelas. La oración cuaresmal debe más frecuente y habitual. Su tonalidad
propia es la humildad, la insistencia, la confianza. Es oración de súplica y de
petición. La oración cristiana de la cuaresma debe intensificar sus dimensiones
bíblica y litúrgica, de gran riqueza, variedad, matices y contenidos durante
los cuarenta días de este tiempo. En este sentido, la oración litúrgica ha de
ser más pausada, sencilla, cordial, humilde, pobre, seria y profunda.
7.- El ayuno
es el segundo camino cuaresmal, según el Papa San León Magno. Se trata del
ayuno del hombre viejo, del ayuno del pecado, de la renuncia a los propios
caminos para abrazar los caminos de Jesucristo. Se trata de privarnos de algo
en favor de alguien necesitado, que podemos nosotros mismos o nuestro prójimo.
El ayuno no es, pues, una ejercitación meramente voluntarista o hasta
masoquista. Es una opción de purificación y de intercesión.
8.- La
vigente normativa eclesiástica de la abstinencia de carne durante todos los
viernes de cuaresma y del ayuno y de la abstinencia el miércoles de ceniza y el
viernes santo pueden ayudarnos a recorrer esta segunda vía cuaresmal y
penitencial, antes citada.
9.- La
limosna, la caridad, la solidaridad es el tercero de los caminos tradicionales
y permanentes de la cuaresma. ¡Tenemos tantas demandas de justicia para vivir
la limosna, la caridad cuaresmal!
10.- La
cuaresma es un tiempo para vivir de ella. Es un tiempo para practicarla, para
ejercitarla no como un fin en sí mismo sino como un medio, un camino hacia la
pascua. Por ello, para recorrer adecuada y cristianamente la cuaresma debemos
buscar y desarrollar nuevos espacios oracionales y devocionales. El rezo, antes
tan habitual del Vía Crucis, durante, al menos, los viernes de cuaresma, es una
praxis que, lejos de haber perdido su vigencia y sentido, debe ser potenciada y
recuperada en nuestra Iglesia en medio de una sociedad donde la realidad y el
misterio de la cruz siguen presentes y desafiantes. Otras maneras espléndidas y
siempre fecundas para recorrer este camino cuaresmal de la oración será
practicar algún día de retiro o de ejercicios espirituales, que nos llenarán de
fuerza, de gracia y de vida, siempre necesarias para todos y participar en
conferencias, charlas y escuelas cuaresmales.
(2).-
Decálogo de los personajes de la Cuaresma
1.- LA
SAMARITANA: Es el ejemplo de la persona alejada, que se encuentra con Jesús, se
abre a su diálogo, se deja interpelar, abre su conciencia y Jesús transforma su
vida. Necesitaba el agua viva para limpiar las adherencias y suciedades de su
vida anterior. El agua de Jesucristo la limpia y purifica y se convierte en
otra persona y en un testigo. (Jn 4, 1-31)
2.- LA MUJER
ADULTERA: Personifica la capacidad de misericordia de Jesucristo. Habla del
misterio del perdón cristiano. Llama a la sinceridad del corazón y de una vida
recta partiendo de uno mismo. Alerta sobre nuestros juicios y prejuicios. Habla
de la necesaria apertura cristiana hacia todas las personas, que siempre son
dignas del amor y del perdón de Dios. Testimonia la potencialidad salvadora de
la mirada compasiva de Jesucristo. (Jn 8, 1-11)
3.- EL PADRE
DE LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: Es la imagen del Dios Padre rico en
misericordia. Nos recuerda su amor, su bondad, su espera. Cree en la libertad y
confía en el retorno de su hijo. No inquiere, no lleva cuentas del mal, sino
que siempre está dispuesto al abrazo del perdón, de la reconciliación y de la
vida nueva. Es justo desde el amor, un amor que no tiene medidas ni reglas
puramente humanas. (Lc 15,11-32).
4.- EL HIJO
PRÓDIGO: Es, de nuevo, imagen de los alejados y de aquellos que hacen, en algún
momento, un uso indebido de su libertad y de sus derechos. Es prototipo, en
primera instancia, de quien piensa sólo en sí mismo y busca los placeres
rápidos, inmediatos y efímeros. Es después representación de la obra de la
gracia, que también desde situaciones, circunstancias y conveniencias humanas,
va moviendo el corazón hacia la conversión. Toma conciencia de su situación de
postración, se pone en camino, se deja guiar por la reconciliación y
experimentan el don y la gracia inmensos del perdón y del amor. (Lc 15,11-32).
5.- EL
HERMANO MAYOR DEL HIJO PRÓDIGO: Es reflejo de tantos de los planteamientos de
los “cercanos”, de los que se mantienen en la Iglesia, pero que no acaban de
abrir del todo su alma a la sabiduría de Dios y a la plenitud del Evangelio.
Lleva “cuentas”, el calculador, lo tiene todo apuntado, tiene sus razones y sus
derechos. Pero necesita encontrar las verdades razones y derechos de la
gratuidad, del perdón y del amor.
6.-
NICODEMO: Representa al hombre cabal, religioso y recto que busca la verdad. La
cuaresma es tiempo para no anclarnos en la “verdad” de nuestros pensamientos y
opciones sino de ponernos en camino en la búsqueda de la verdad auténtica y
definitiva. (Jn 3.1-21)
7.- EL
ENFERMO DE LA PISCINA DE BETESDA: Es el prototipo del enfermo que aguarda la
salud y de quien necesita ayuda de los demás. Llevaba enfermo 38 años y nadie
le había empujado a la piscina de las aguas sanadoras. El cristiano debe estar
alerta para descubrir a quien necesite de nosotros. El enfermo de la piscina de
Betesda, una vez sanado, es también modelo de agradecimiento y de testimonio.
8.- EL CIEGO
DE NACIMIENTO: Representa la oscuridad y la ceguera como enfermedad del cuerpo
y como enfermedad del alma. Cuaresma es descubrir las oscuridades de nuestra
vida cristiana y buscar la mano sanadora de Jesús, que, a través de su Iglesia,
unta el barro y el ungüento de la luz en los ojos de nuestra alma. La fe es la
luz; Jesús es la luz. Vivir sin la fe, vivir sin Jesús es oscuridad y ceguera.
Y el cristiano, como el ciego de nacimiento, una vez recobrada la vista, debe
ser testigo de la Luz. (Jn 9, 1-41)
9.- LÁZARO:
Es el amigo de Jesús. Es el resucitado, signo y primicia de la gran
Resurrección de Jesucristo, prenda de nuestra futura resurrección. También
nosotros, si creemos, si mantenemos y cultivamos la amistad con Jesús, podremos
ver la gloria de Dios y dar testimonio de ella con nuestras obras. Lázaro,
junto a sus hermanas Marta y María, habla de la necesidad de mantener un trato
de intimidad con Jesús y de hacer de nuestra cuaresma tiempo y espacio para
nuestra Betania cotidiana. (Jn 11, 1-44).
10.- MARÍA
DE NAZARET: Es la madre, es la solidaria, la asociada a la pasión, muerte y
resurrección de su Hijo Jesucristo. Mira la pasión y la pascua con ojos y
corazón compasivos, como Jesús. Está. Testimonia así la fuerza decisiva de la
presencia, de la compañía, de saber estar en el lugar donde debemos estar.
María de Nazaret nos ha de ayudar a permanecer al pie de la cruz de nuestros
hermanos y a saber acompañarlos con nuestra presencia y amor en sus Vías
Dolorosas. (Jn 19, 25-27).
(3).-
Decálogo de la conversión cuaresmal
1.- La
conversión es recordar que el Señor nos hizo para sí y que todos los anhelos,
expectativas, búsquedas y hasta frenesíes de nuestra vida, sólo descansarán,
sólo se plenificarán, cuando volvamos a El.
2.- La
conversión es la llamada insistente a asumamos, reconozcamos y purifiquemos
nuestras debilidades.
3.- La
conversión es ponernos en el camino, con la ternura, la humildad y la
sinceridad del hijo pródigo, de rectificar los pequeños o grandes errores y
defectos de nuestra vida.
4.- La
conversión es entrar en uno mismo y tamizar la propia existencia a la luz del
Señor, de su Palabra y de su Iglesia y descubrir todo lo que hay en nosotros de
vana ambición, de presunción innecesaria, de limitación y egoísmo…
5.- La
conversión es cambiar nuestra mentalidad, llena de eslóganes mundanos, lejana
al evangelio, y transformarla por una visión cristiana y sobrenatural de la
vida.
6.- La
conversión es cortar nuestros caminos de pecado, de materialismo, paganismo,
consumismo, sensualismo, secularismo e insolidaridad y emprender el verdadero
camino de los hijos de Dios, ligeros de equipaje.
7.- La
conversión es examinarnos de amor y encontrar nuestro corazón y nuestras manos
más o menos vacías.
8.- La
conversión es renunciar a nuestro viejo y acendrado egoísmo, que cierra las
puertas a Dios y al prójimo.
9.- La
conversión es mirar a Jesucristo -como hizo Teresa de Jesús a su Cristo muy
llagado- y contemplar su cuerpo desnudo, sus manos rotas, sus pies atados, su
corazón traspasado sentir la necesidad de responder con amor al Amor que no es
amado.
10.- Y así,
de este modo, la conversión, siempre obra de la misericordia y de la gracia de
Dios y del esfuerzo del hombre, será encuentro gozoso, sanante y transformador
con Jesucristo.
(4).-
Decálogo del signo cuaresmal de la ceniza
1.- Este
signo quiere expresar el reconocimiento de nuestra condición humana, tan
limitada y corruptible. Así lo expresa una de las fórmulas con las que el
sacerdote puede imponer la ceniza a los fieles: “Recuerda que polvo eres y en
polvo te convertirás”. La ceniza habla de caducidad, de lo perecedero. La
ceniza es también signo de la posibilidad de resurgir. En el fuego quedan
siempre en el rescoldo las cenizas.
2.- La
ceniza simboliza el árbol quemado y calcinado. Fue precisamente en un árbol -el
árbol de la cruz- donde Jesucristo fue crucificado. Evoca la cruz y anticipa
también la Pascua. El árbol de la cruz es el árbol de la vida.
3.- La
ceniza nos llama asimismo a la humildad, a la austeridad. Nos alerta sobre el
orgullo y la autosuficiencia. ¡Qué más pobre e insignificante que la ceniza!
4.- La
ceniza nos interpela a poner el fundamento de nuestra existencia en Jesucristo,
Hoja y Árbol perennes. Sólo El nos puede liberar de la destrucción, de la
corrupción y de la muerte. Cristo es la verdadera y única medicina de
inmortalidad y eternidad.
5.- La
ceniza es símbolo de conversión. Por eso, al imponer la ceniza, la fórmula más
usada es la que dice: “Arrepiéntete y cree en el Evangelio”.
De este
modo, al hilo de un texto reciente de las publicaciones diocesanas semanales de
las Iglesias en Aragón, podemos afirmar que la ceniza que Dios quiere, que la
ceniza cristiana es:
1.- Que no
te gloríes de ti mismo: Tus talentos los recibiste para servir.
2.- Que no
te consideres dueño de nada: eres sólo un humilde administrador.
3.- Que
aprecies el valor de las cosas sencillas y humildes, de los pequeños gestos
cotidianos.
4.- Que
vivas el momento presente en compromiso y esperanza, vislumbrando en el
quehacer de cada día el rostro de la eternidad.
5.- Que no
temas desesperadamente al sufrimiento, al dolor, a la destrucción, a la muerte:
La ceniza surge de un árbol y para los cristianos ese árbol no es otro que el
árbol de la cruz de Jesucristo, el árbol de la Vida para siempre.
(5).-
Decálogo de los símbolos de Cuaresma
1.- La
cuaresma es DESIERTO. Es sequedad, soledad, ayuno austeridad, rigor, esfuerzo,
penitencia, peligro, tentación.
2.- La
cuaresma es PERDÓN. Las historias bíblicas de Jonás y de Nínive y la parábola
del hijo pródigo, son ejemplos de ello.
3.- La
cuaresma es ENCUENTRO, es abrazo de reconciliación como en la parábola del hijo
pródigo o en la conversión de Zaqueo o en el diálogo de Jesucristo con la mujer
adúltera.
4.- La
cuaresma es LUZ, como se pone de evidencia, por ejemplo, en el evangelio del
ciego de nacimiento. Es el tránsito de las tinieblas a la luz. Jesucristo es la
luz del mundo.
5.- La
cuaresma es SALUD, símbolo manifestado en textos como la curación del
paralítico o la sanación del hijo del centurión.
6.- La
cuaresma es AGUA. Es el tránsito de la sed de nuestra insatisfacción al agua
viva, el agua de Moisés al pueblo de Israel en el desierto o de Jesús a la
mujer samaritana.
7.- La
cuaresma es superación victoriosa de las pruebas y dificultades. Es LIBERACIÓN,
TRIUNFO. Algunas figuras bíblicas, que sufren graves peligros y vencen en la
prueba, son José hijo de Jacob, la casta Susana, Ester, el profeta Jeremías y,
sobre todo, Jesús, tentado y transfigurado.
8.- La
cuaresma es CRUZ. Signo y presencia permanente durante toda la cuaresma.
Prefigurada en el Antiguo Testamento y patentizada con el ejemplo de Jesucristo
y como su llamada cargar con ella como condición para el seguimiento.
9.- La cuaresma
es TRANSFIGURACIÓN. Es la luz definitiva del camino cuaresmal, preanunciada y
pregustada en la escena de la transfiguración de Jesús. “Por la cruz a la luz”.
10.- La
cuaresma es el esfuerzo por retirar el fermento viejo e incorporar la LEVADURA
NUEVA DE LA PASCUA RESUCITADA Y RESUCITADORA, ahora y para siempre.
(6).- Los lemas papales para las Cuaresmas de los diez últimos años
1.- Creer en la caridad, suscita
caridad. “Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él” (1 Jn
4,16). (Año 2013). Benedicto XVI.
2.- “Fijémonos los unos en los otros
para estímulo de la caridad y las buenas obras” (Hb 10, 24). (Año 2012).
Benedicto XVI.
3.- “Con Cristo sois sepultados en el
Bautismo, con él también habéis resucitado» (Col 2, 12) (Año 2011). Benedicto
XVI.
4.-
“La justicia
de Dios se ha manifestado por medio de la fe en Jesucristo” (Rom. 3, 21-22)
(Año 2010). Benedicto XVI.
5.-
“Jesús,
después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, al final sintió
hambre” (Mt 4, 1-2) (Año 2009). Benedicto XVI.
6.- “Nuestro Señor Jesucristo, siendo
rico, por vosotros se hizo pobre” (2 Cor. 8,9) (Año 2008). Benedicto XVI.
7.- “Mirarán al que traspasaron” (Jn.
19,37) (Año 2007). Benedicto XVI.
8.- “Al ver Jesús a las gentes se
compadecía de ellas” (Mt 9, 36) (Año 2006). Benedicto XVI.
9.- “En Él está tu vida, así como la
prolongación de tus días” (Dt. 30,20) (Año 2005). Juan Pablo II.
10.- “El que reciba a un niño como éste
en mi nombre, a mí me recibe” (Mt 18,5) (Año 2004). Juan Pablo II.
Jesús de las
Heras Muela nació en Sigüenza el 17 de Diciembre de 1958. Es licenciado en
Estudios Eclesiásticos (Facultad de Teología de Burgos, 1982), Ciencias de la
Información (Universidad Complutense de Madrid, 1992) e Historia de la Iglesia
(Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, 1992), habiendo realizado los
cursos de doctorado de estas dos últimas disciplinas.
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