Querido niño
Jesús:
No ha sido este un año bueno para nadie. Según los malabaristas financieros, que a día de hoy son más ricos que el primer día del año, son necesarios ajustes para reactivar la economía. Y quizá tengan una buena razón económica para pedir tal cosa, pero estoy seguro que no tienen ninguna razón moral. Y lo creo así, porque no han sido los de abajo, los que han creado el desastre. Seguro que compartirás conmigo la opinión, -ya generalizada-, de que terminarán siendo los más débiles los que pagarán los platos rotos. De momento ya han visto recortados sus derechos laborales conseguidos tras décadas de luchas; los derechos sanitarios que habíamos hechos posible entre todos; recortes en educación que disminuyen su capacidad de acceder con igualdad de condiciones a estudios superiores... Tú conoces mejor que nadie la lista completa.
Ha sido triste ver cómo las voces que se han
levantado pidiendo una palabra de
luz a los pastores han quedado sin respuesta. El problema no es sólo su
"pasar de largo" frente a los millones de caminantes asaltados en su
viaje de Jerusalén a Jericó. Mucho más grave, desde mi punto de vista, es no
saber si están con las manos cargadas entre el grupo de saduceos y escribas o a
tu lado ofreciendo la salvación y la justicia a la prostituta. ¡Ya sé! ¡Ya sé!
Son muchos más los que arropados por su fe o sus ideas se han parado en el
camino para ayudar y poner un poco de aceite en las heridas. Pero convendrás
conmigo, que se están quedando fuera de la construcción de un mundo más justo.No ha sido este un año bueno para nadie. Según los malabaristas financieros, que a día de hoy son más ricos que el primer día del año, son necesarios ajustes para reactivar la economía. Y quizá tengan una buena razón económica para pedir tal cosa, pero estoy seguro que no tienen ninguna razón moral. Y lo creo así, porque no han sido los de abajo, los que han creado el desastre. Seguro que compartirás conmigo la opinión, -ya generalizada-, de que terminarán siendo los más débiles los que pagarán los platos rotos. De momento ya han visto recortados sus derechos laborales conseguidos tras décadas de luchas; los derechos sanitarios que habíamos hechos posible entre todos; recortes en educación que disminuyen su capacidad de acceder con igualdad de condiciones a estudios superiores... Tú conoces mejor que nadie la lista completa.
Ha sido triste ver cómo las voces que se han
Quizá el problema seas tú mismo. Como dijo Daylíns Rufin Pardo, naciste en un momento inoportuno, en un lugar inesperado, en una cuna en que no debías y te trajeron los regalos inadecuados unos reyes que no lo eran y que ahora sabemos que no venían ni de oriente ni en camello.
Huiste de la política para hacer "otra política". Ya me contarás si no es hacer política eso de "amarás a tu prójimo como a ti mismo". Con el mandamiento en la mano, no se pueden permitir leyes que perjudiquen al otro, lo destruyan, lo despojen de sus derechos o se los quite. Con el mandamiento en la mano ¿podemos seguir permitiendo que muchos de nuestros conciudadanos hagan sus maletas rumbo a otro país a buscar su pan? ¿Podemos permitir que los "no-culpables" paguen los platos que no rompieron? ¿Podemos permitir que siga creciendo el número de familias que se van a la calle? ¿Los suicidios? ¿Podemos seguir aguantando que el número de parados crezca? ¿Que se recorten los derecho de los trabajadores? ¿Que se reduzcan los salarios? ¿Que se deteriore por ley los servicios sanitarios, la atención a los dependientes, el acceso a la justicia?
¿Tendrá razón Nietzsche al afirmar que "ver sufrir produce bienestar y hacer sufrir produce más bienestar todavía"?
Esta navidad es y será para una mayoría una triste navidad. Todos somos conscientes de los dramas más visibles, pero se nos escapan esos que no salen en las noticias, aquellos que se viven en el interior de cada uno, donde el odio crece contra unas fuerzas invisibles que nos aplastan, que nos destruyen, que nos convierten en esclavos. Son muchos más los destrozos y los atropellos que se ocultan en el fondo de la conciencia ¿Pero qué te voy a contar a ti, si tú lo sabes todo?
Déjame depositar al lado de tu cuna este pequeño papel con mis sueños, mis deseos y mis esperanzas para esta navidad y el próximo año. Estoy seguro que cuando vuelva a recogerlo ya no serán los mismos, tú habrás echo el milagro de borrar la letra muerta y grabar en el papel del corazón esa presencia tuya que da vida y la da en abundancia.
Os deseo una feliz navidad.
Fuente: http://www.dehesas-portal.com/bierzoiglesia/
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