Corea del Sur daba la campanada en el último informe PISA al arrebatar a Finlandia el primer puesto mundial
como el país con mejores resultados en comprensión lectora y
conocimientos matemáticos y una buena nota en competencia científica.
Era la constatación de un «milagro» educativo,
que en 60 años no solo ha sacado al país del analfabetismo que existía
tras su liberación de Japón en 1945 sino que lo ha elevado al podio de
la OCDE.
Y se estima que en el próximo informe PISA de 2012, que se conocerá a
finales del año que viene, Corea del Sur mantendrá su puesto entre los
mejores.
Más sobre la educación en Corea: página oficial
«El fuerte anhelo de educación de
los coreanos no se percibe en ninguna otra parte del mundo», destaca un
informe de la OCDE de 1998, algo que secundaba el pasado junio en ABC el
embajador surcoreano en España. «La pasión del pueblo coreano por la educación es extraordinaria», afirmaba Oh Dae-sung. Tanto es así, que hay autores como Michael J. Seth que han definido esta «pasión» como una auténtica «fiebre» que «provocó una de las transformaciones sociales más importantes de la historia».
«Una tierra de campesinos
analfabetos y semianalfabetos con solo una muy pequeña clase urbana se
ha transformado en una de las naciones con mejor educación del mundo»,
constata el profesor estadounidense.
A través de la educación se
reconstruyó el país después de la guerra tanto social como
económicamente, un objetivo que aún hoy se mantiene en esencia. «El
principio fundamental de todo el sistema educativo coreano es fomentar la formación como medio para el crecimiento económico del país. El sentimiento patriótico es
muy profundo y la voluntad de los estudiantes de contribuir al
desarrollo de su país está muy extendida», aseguran desde la asociación
española de cultura surcoreana Han-Association.
Más de 10 horas de clase al día
El
sistema educativo comprende de uno a tres años de preescolar, seis años
de escuela primaria, tres del ciclo medio de la escuela secundaria,
tres del ciclo superior de secundaria (preparatoria), y cuatro años de
facultad en la universidad. La educación primaria es obligatoria y
gratuita, con almuerzo incluido y los tres primeros años de secundaria
también son obligatorios. En 2010, se contaba con 411 instituciones de
enseñanza superior en Corea, con un total de 3,64 millones de
estudiantes y 77.697 profesores, según la página oficial sobre Corea en castellano.
El 98% de los estudiantes termina la educación secundaria y casi un 60% obtiene un título universitario en Corea del Sur. Detrás de este éxito, hay jornadas maratonianas de estudio:
Seis o siete horas de clase en la escuela, más cuatro o cinco horas de
clase privadas, más tiempo de estudio en casa o en bibliotecas para un
estudiante de secundaria. Los alumnos surcoreanos estudian 16 horas más a
la semana que la media de la OCDE.
El 90% de las familias coreanas gasta de media unos 400 euros al mes en academias privadas fuera
de horario escolar para completar la formación de sus hijos, según
Han-Association. «Las familias invierten mucho en la educación de sus
hijos, y al mismo tiempo exigen muy buenos resultados», constata Oh
Dae-sung.
Los surcoreanos «consideran que todo en la vida es competición»
y entienden que para lograr sus objetivos «todo pasa por una buena
educación y para eso tienen que competir para asistir a las mejores
escuelas y universidades», explican fuentes de la asociación.
A la disciplina y el esfuerzo acompaña un gran respeto por la figura del profesor. «En Corea se sigue el dicho "al profesor no se le pisa ni la sombra"»,
aseguran desde Han-Association, porque «es una persona que eligió la
vocación de transmitir sus conocimientos, no la profesión de funcionario
y, por tanto, se agradece siempre su esfuerzo». Los profesores se encuentran entre los profesionales mejor pagados del
país y se someten a evaluaciones en las que participan los estudiantes y
los padres para mejorar su nivel de especialización.
Los coreanos estudian para fundar grandes empresas que puedan expandirse
«Se considera la educación como la
mejor inversión, pues los coreanos no estudian para ser empleados de una
gran empresa, sino que estudian y trabajan para fundar sus propias
grandes empresas que puedan expandirse (y con ellas la cultura coreana) a
todo el mundo», añaden desde la asociación.
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