Es desde donde, a la hora de la verdad, uno abre o cierra la puerta a
su propia felicidad. “La gente se arregla
todos los días el cabello; ¿por qué no el corazón? (Proverbio chino)
El alma
Representa ese espacio donde, sólo Dios y uno mismo, podemos sentir
sensaciones únicas y trascendentes. “El
alma es un vaso que sólo se llena con eternidad” (Nervo Amado)
El cuerpo
A veces le concedemos tanta importancia que olvidamos la riqueza que
lleva dentro. “No conviertas tu cuerpo en
la tumba de tu alma” (Pitágoras de Samos)
Las manos
Son exponente del grado de compromiso y de delicadeza con los demás. “Dios mira las manos limpias no las que
están llenas” (Publio Sixto)
Los pies
Nos lanzan hacia el descubrimiento de lo desconocido. “Si puedes andar con tus propios pies
ninguna cosa mejor te podrán añadir todas las riquezas de ningún rey” (Horacio
Flaco)
Los sentimientos
Acostumbrados a lo meramente pragmático corremos el peligro de
desnudarnos de la humanidad que llevamos dentro. “Los sentimientos son los instrumentos de que dispone el
sujeto para estar interesado en los objetos que le rodean. Sin los sentimientos
seríamos prácticamente muebles” (Carlos Castilla)
La palabra
Nuestros juicios pueden ser certeros u ofensivos, caritativos o
prepotentes. “Es mejor ser dueño de tus
silencios que esclavo de tus palabras” (Anónimo)
El pensamiento
El pensamiento es libre pero, en más de una ocasión, tendría que estar
arbitrado por la reflexión y la autocrítica.
“El sabio no dice todo lo que piensa pero piensa todo lo que dice”
(Aristóteles)
El gusto
No siempre lo bueno es aplaudido ni reconocido. Vivir según el mundo a
veces implica ser un mediocre. “La miel
no se hizo para la boca del asno” (Anónimo)
El oído
Estamos rodeados de palabrería barata e inútil. Es bueno afinar el
oído para saber lo qué necesitamos para crecer espiritual y materialmente. “La facultad del oído es una cosa sensible: muy pronto
se sacia y al poco tiempo se cansa y aburre” (M. Lutero)
El VERANO puede ser un tiempo
privilegiado para enriquecernos, no tanto con las sensaciones externas, cuanto
con lo que llevamos dentro de nosotros. Dios, en ese sentido, se puede
convertir en un buen confidente que nos haga descubrir (desde el silencio y la
contemplación) esos 8 lugares en los que durante el año –por las prisas- nos
entretenemos poco o casi nada.
J.Leoz
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