jueves, 12 de julio de 2012

Reflexión. Textos de S. Buenaventura


El día 15 de julio los cristianos recordamos a San  Buenaventura (1221 -1274) que brilló por su humildad, su sencillez, su santidad y sus escritos. Estas virtudes  hicieron que se le destacase como Santo y Doctor de la Iglesia. Con el recuerdo agradecido a mi querido profesor de Filosofía Antigua y Medieval, Eleuterio López y con el deseo de que ayude al lector a buscar la verdad y a Dios, traemos aquí  varios fragmentos escritos por el santo.
  
 En este texto, San Buenaventura expone el tema de la existencia de Dios como algo indudable para el alma humana:
"Además, el alma racional tiene en sí arraigado el conocimiento de sí misma, puesto que el alma está presente a sí misma y es por sí misma cognoscible, ahora bien Dios está presente a la misma alma en grado sumo y es por sí mismo cognoscible, luego en la misma alma está arraigado el conocimiento de su Dios. Si replicas que no hay paridad, porque el alma está proporcionada a sí misma, mas Dios no es proporcionado al alma, respondo que la objeción es nula; porque, si el conocimiento exigiese necesariamente la proporcionalidad, el alma nunca alcanzaría el conocimiento de Dios, porque no puede proporcionársele, ni por naturaleza, ni por gracia, ni por gloria. Por estas razones se demuestra ser indudable para el alma humana la existencia de Dios, verdad que lleva en sí naturalmente arraigada, pues ninguno duda sino de aquello de lo que no tiene conocimiento cierto. Además, se demuestra lo mismo por una segunda vía de esta manera: toda verdad que proclama toda criatura, es verdad indudable; ahora bien, toda criatura proclama que Dios existe; luego (es verdad que Dios existe)"
San Buenaventura, Sobre el misterio de la Santísima Trinidad.
 Meditación de San Buenaventura del "Itinerario de la mente a Dios":
"No se puede entrar en la contemplación de la Jerusalén del cielo, si no es entrando por la sangre del Cordero como por una puerta.
Dichoso el hombre que tiene en ti su refugio, y preparó en su corazón, en este valle de lágrimas, los peldaños para subir hasta el lugar preparado por el Señor.  ...
La ayuda divina acompaña a quienes la piden de corazón, humilde y devotamente.
Así como nadie llega a la sabiduría sino por la gracia, la justicia y el conocimiento, así tampoco se llega a la contemplación sino por medio de una meditación profunda, una vida santa y la oración devota.
El origen de las cosas... proclama el divino poder que las sacó de la nada, la divina sabiduría que las hizo claramente diferentes, y la divina bondad que las adornó largamente.
El que con tantos esplendores de las cosas creadas no se ilustra, está ciego: el que con tantos clamores no se despierta, está sordo; el que por todos estos efectos no alaba a Dios, está mudo; el que con tantos indicios no advierte al primer Principio, es necio.
Desde la creación del mundo, las perfecciones invisibles de Dios se han hecho intelectualmente visibles por las creaturas de este mundo; tanto, que no tienen excusa los que no quieren considerarlas, ni conocer, ni bendecir, ni amar a Dios en todas ellas.
Por muy iluminado que uno esté por la luz de la razón natural y de la ciencia adquirida, no puede entrar en sí para gozarse en el Señor si no es por medio de Cristo, quien dice: Yo soy la puerta.
Si queremos entrar de nuevo en la fruición de la Verdad, como en otro paraíso, es necesario ingresar por la fe, esperanza y caridad del mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, que viene a ser el árbol de la vida plantado en medio del paraíso.
Cristo es el camino y la puerta, la escalera y el vehículo, propiciatorio colocado sobre el arca y sacramento escondido en Dios desde tantos siglos.
Quien a este propiciatorio mira (a Cristo), volviendo a él por entero su rostro, y lo mira colgado en la cruz con sentimientos de fe, esperanza, caridad, devoción, admiración alegría, honra, alabanza y júbilo, ése celebra con Él la pascua.
Pasemos con Cristo crucificado de este mundo al Padre, a fin de que, manifestándose el Padre en nosotros, digamos con Felipe: Esto nos basta".

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