Chicago
es la tercera ciudad más grande de los EEUU, ciudad del actual presidente
Obama, famoso por sus rascacielos que no son más que reflejo de su poder
industrial y financiero. Poder que ha hecho mundialmente famosa la escuela
económica de Chicago, de cuyas aulas han salido 10 premios nobel de economía
como Friedman, Miller... Chicago además es la sede de la bolsa de grano y
cereales, donde se fija el precio del 80% de los alimentos del mundo. Sin temor
a exagerar, con la especulación de las cosechas en esa bolsa, se decide hoy la
muerte por hambre de millones de personas a lo largo del planeta. Esta economía
especulativa ha convertido el mundo en un gran casino, en el que las fichas en
forma de contratos son cosechas enteras de habas, cacao, trigo, arroz... y el
dinero, en este perverso casino sigue siendo LA SANGRE DE LOS POBRES.
Y
Chicago fue el lugar de una huelga de trabajadores desarrollada un 1 de mayo de
1886 tras la que fueron ajusticiados 5 obreros, inmigrantes todos, acusados
injustamente de los disturbios posteriores. ¿Qué pedían esos hombres?: Devolver
todo el honor al trabajo, y lo concretaron en 8 horas de trabajo, 8 horas de
descanso, y 8 horas de formación. Y pedían, además, algo tan sencillo, cómo que
no se explotara a los niños. Lo ocurrido en las calles de Chicago contribuyó
sin lugar a dudas a cambiar la historia.
Hoy,
el 1º de mayo se sigue celebrando en prácticamente todos los países de la
tierra, por encima de su ideología o religión. En esta ciudad en la que hoy se
decide el asesinato de niños por hambre, un día se apostó fuerte por la
emancipación de los esclavos. Y hoy sigue habiendo esclavos, entre ellos
millones de niños explotados, soporte de la actual sociedad de consumo,
fundamentales en el perverso modelo económico actual. Hoy, celebrar el 1º de
mayo debería suponer clamar por la dignidad esos millones de niños, principales
víctimas de esta economía canalla. Demasiado pedir para estos sindicatos
mayoritarios que hace ya décadas prefirieron el camino de la domesticación en
forma de concertación. Nuevas realidades laborales habrá que crear que vuelvan
a poner como innegociable la dignidad de toda persona, incluidos los niños
esclavos, cuyo único trabajo debiera ser, El JUEGO y la EDUCACIÓN
Fuente:
Revista Autogestión, vía solidaridad.net,...
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