domingo, 26 de marzo de 2017

El Papa, a los líderes de la UE: «Sin el cristianismo, los valores occidentales son incomprensibles»

Ante los jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea, congregados para la celebración del 60º aniversario del Tratado de Roma, Francisco evocó el espíritu de los padres fundadores, a quienes citó con profusión durante su discurso, y animó a revitalizarlo en torno a una palabra: "Esperanza". (Ver el discurso íntegro.)

Estas son algunas frases del discurso: 
  •  "Europa no es un conjunto de reglas que observar, no es un prontuario de protocolos y de procedimientos. Es una forma de vida, un modo de concebir el hombre a partir de su dignidad trascendente e inalienable y no sólo como un conjunto de derechos que hay que defender o de pretensiones que reclamar".
  • Francisco recordó que el "denominador común" de los padres fundadores fue "el espíritu de servicio unido a la  pasión política", y a la conciencia del papel como fermento "que se encuentra en el cristianismo, sin el cual los valores occidentales de dignidad, libertad y justicia resultan incomprensibles".
  •  Los populismos "florecen por el egoísmo que se encuentra en un círculo estrecho y sofocante que no consiente superar la limitación del propio pensamiento". Y propuso una "esperanza" basada en que la historia de Europa "está determinada por el encuentro con otros pueblos y culturas. Su identidad siempre ha sido dinámica y multicultural".
  •  "en el origen de la civilización europea se encuentra el cristianismo", sin el cual los valores occidentales de la dignidad, libertad y justicia resultan incomprensibles. "Y todavía en nuestros días ―afirmaba san Juan Pablo II― el alma de Europa permanece unida porque, además de su origen común, tiene idénticos valores cristianos y humanos, como son los de la dignidad de la persona humana, del profundo sentimiento de justicia y libertad, de laboriosidad, de espíritu de iniciativa, de amor a la familia, de respeto a la vida, de tolerancia y de deseo de cooperación y de paz, que son notas que la caracterizan".
  •  La solidaridad no es sólo un buen propósito: está compuesta de hechos y gestos concretos que acercan al prójimo, sea cual sea la condición en la que se encuentre.
    Los populismos, al contrario, florecen precisamente por el egoísmo, que nos encierra en un círculo estrecho y asfixiante y no nos permite superar la estrechez de los propios pensamientos ni "mirar más allá".
  • Europa tiene un patrimonio moral y espiritual único en el mundo, que merece ser propuesto una vez más con pasión y renovada vitalidad, y que es el mejor antídoto contra la falta de valores de nuestro tiempo, terreno fértil para toda forma de extremismo.

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