sábado, 12 de octubre de 2013

Memoria Cáritas 2012


  • 70.000 voluntarios y 276 millones de euros invertidos.
  • 5 millones de personas ayudadas.
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“Cáritas es la caricia de la iglesia para su pueblo, la caricia de la iglesia que es Madre a sus hijos, su sensibilidad y cercanía” (Papa Francisco a los miembros del Comité Ejecutivo de Cáritas Internationalis,16 de mayo de 2013)


Las constataciones más relevantes del Informe son las siguientes:
1.    Nuestro modelo económico se caracteriza por el comportamiento “contracíclico” de la desigualdad en la renta, que aumenta en etapas de recesión, pero que no reduce las diferencias cuando se registra expansión económica.
2.    En los últimos años se ha producido un descenso de la renta media, lo que supone un proceso de empobrecimiento de nuestra sociedad, que afecta especialmente a las personas y familias más vulnerables.
3.    La pobreza severa (con menos de 307 € al mes) alcanza ya a 3 millones de personas, el doble de los que estaban en esta situación antes de la crisis.

4.    Asistimos al aumento de la cronicidad, constatado en el incremento de los parados de larga duración, especialmente el grupo de mayores de 50 años, y en el hecho de que una de cada tres personas atendidas en Cáritas lleva más de tres años demandando ayuda. Esta situación afecta también a las relaciones sociales y al horizonte vital de las personas.
5.    Se incrementa la desigualdad en España, con el valor más elevado de toda Europa: el 20% de la población más rica concentra 7,5 más riqueza que el 20% más pobre.
6.    Está tendencia corre el riesgo de verse incrementada por elelevado nivel de desempleo; la pérdida de capacidad adquisitiva de la población (descenso de la renta media desde 2007 en torno a un 4% y aumento de los precios en torno al 10%); y el debilitamiento de las políticas sociales y el recorte progresivo de derechos.
7.    Existen necesidades básicas (alimentación, gastos relativos a la vivienda, ropa y calzado…) que no están cubiertas desde nuestro modelo de bienestar.
8.    Aquellas personas cuya situación les impide cubrir por sus propios medios estas necesidades, se ven obligadas a acudir a la familia o a entidades sociales de carácter privado en busca de ayuda.
9.    Asistimos al riesgo de desbordamiento de la función protectora de la red familiar, que sigue siendo la primera estrategia de supervivencia para hacer frente al impacto de la crisis.
10.  La desprotección social de las personas y familias más vulnerables está agravada al restringirse las condiciones de acceso a derechos como la sanidad, la educación, los servicios sociales y la dependencia.
11.  Diversos cambios en las políticas sociales tienen consecuencias negativas directas sobre las personas más vulnerables, como el cambio en el sistema de prestaciones sanitarias y grado de cobertura, la modificación de los requerimientos administrativos para el acceso a las prestaciones, o la difícil adaptación de los servicios sociales a las nuevas realidades que ofrece la coyuntura de crisis.
12.  Aunque los primeros efectos de la crisis económica se amortiguaron por las prestaciones por desempleo y el apoyo de las familias, el agotamiento de las ayudas económicas, la prolongación de las situaciones de desempleo, las políticas de ajuste y sus recortes, unido a las dificultades en las familias, han creado un caldo de cultivo para la irrupción de una segunda oleada de empobrecimiento y exclusión social con efectos más intensos.
13.  Desde que se inició la crisis, Cáritas ha triplicado tanto el número de personas atendidas, hasta alcanzar la cifra de 1.300.914 personas en el año 2012, como el volumen de recursos destinados a ayudas económicas directas a las familias, que fueron de 44 millones de euros el año pasado.
14.  Respecto al perfil de las personas acompañadas en Cáritas, las mujeres siguen siendo el rostro más visible de las situaciones de pobreza y exclusión. Se registra, además, un elevado número de desempleados, que han pasado de ser “recientes” –al inicio de la crisis– a ser de larga duración en este momento de consolidación de la estructura, así como los casos de parejas jóvenes (de entre 20 y 40 años de edad) con hijos, la mujeres solas con familiares a su cargo, las personas donde la intensidad laboral del hogar es muy baja y los ciudadanos extracomunitarios.


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