Virgen del Rocío de Pastora |
- Es una romería en honor de la Virgen del Rocío, en la aldea de Almonte.
- Más de un millón de personas y decenas de hermandades participan.
- El camino más espectacular es el que une Doñana con la desembocadura del Guadalquivir, cruzando paisajes casi vírgenes.
Santuario de la Virgen del Rocío, en Almonte (Huelva) |
Una de las principales citas de la primavera andaluza es la
Romería del Rocío, una manifestación de
religiosidad popular católica en honor de la Virgen del Rocío,
que se halla en la aldea almonteña del mismo nombre, en Huelva. Como pocas
fiestas, en el Rocío la devoción es fiesta y la fiesta, devoción.
Las tres formas típicas de hacer el camino son a caballo, en carreta o a pie. Más de un millón de personas y decenas de hermandades participan en esta romería, que tiene como fin el santuario de la Virgen del Rocío. Claro que cada hermandad habrá partido de su localidad, de Huelva a Sevilla, de Ceuta a Bruselas. El camino se hace de cara a coincidir en la aldea del Rocío al mediodía del sábado en vísperas de Pentecostés, cincuenta días después de Semana Santa.
Por ello cada hermandad debe programar su itinerario particular para llegar a tiempo. Es un peregrinaje en romería, alegre pero cansado, ya que las tres formas típicas de hacer el recorrido son a caballo, en carreta o a pie.
El camino transcurre entre pinares, marismas y arenas. La ropa deberá ser ligera y cómoda, especialmente el calzado, pero sin olvidar algo con que abrigarse en las madrugadas. Los romeros disponen en sus carretas lo necesario para pasar los días.
Caminos hay muchos, pero el más espectacular es el de Sanlúcar, que une la aldea a través de Doñana con la desembocadura del Guadalquivir. Las carretas y los caballos cruzan paisajes casi vírgenes, todo un lujo para los amantes de la naturaleza. Simpecados, carretas y monturas cruzan el estuario en barcazas, como si de una expedición se tratase.
El Rocío es fiesta. Al final los caminos convergen y la romería se convierte en una fiesta con todo el carácter andaluz, alumbrada por el buen comer y beber, el baile y el cante flamenco y la juerga hasta altas horas de la madrugada.
Y el Rocío es devoción. Al llegar a Almonte se acampa; el sábado desfilan las hermandades; y por fin se visita a la Virgen, la Blanca Paloma. Ya el domingo, la Patrona es sacada del retablo de la ermita y paseada a hombros por la aldea ante la pasión de los fieles que se mueren por rozarla.
Fuente: Guía Repsol. via 20minutos.es y propia.
Las tres formas típicas de hacer el camino son a caballo, en carreta o a pie. Más de un millón de personas y decenas de hermandades participan en esta romería, que tiene como fin el santuario de la Virgen del Rocío. Claro que cada hermandad habrá partido de su localidad, de Huelva a Sevilla, de Ceuta a Bruselas. El camino se hace de cara a coincidir en la aldea del Rocío al mediodía del sábado en vísperas de Pentecostés, cincuenta días después de Semana Santa.
Por ello cada hermandad debe programar su itinerario particular para llegar a tiempo. Es un peregrinaje en romería, alegre pero cansado, ya que las tres formas típicas de hacer el recorrido son a caballo, en carreta o a pie.
El camino transcurre entre pinares, marismas y arenas. La ropa deberá ser ligera y cómoda, especialmente el calzado, pero sin olvidar algo con que abrigarse en las madrugadas. Los romeros disponen en sus carretas lo necesario para pasar los días.
Caminos hay muchos, pero el más espectacular es el de Sanlúcar, que une la aldea a través de Doñana con la desembocadura del Guadalquivir. Las carretas y los caballos cruzan paisajes casi vírgenes, todo un lujo para los amantes de la naturaleza. Simpecados, carretas y monturas cruzan el estuario en barcazas, como si de una expedición se tratase.
El Rocío es fiesta. Al final los caminos convergen y la romería se convierte en una fiesta con todo el carácter andaluz, alumbrada por el buen comer y beber, el baile y el cante flamenco y la juerga hasta altas horas de la madrugada.
Y el Rocío es devoción. Al llegar a Almonte se acampa; el sábado desfilan las hermandades; y por fin se visita a la Virgen, la Blanca Paloma. Ya el domingo, la Patrona es sacada del retablo de la ermita y paseada a hombros por la aldea ante la pasión de los fieles que se mueren por rozarla.
Fuente: Guía Repsol. via 20minutos.es y propia.
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