Joaquín Sánchez / Foto de A. Durán |
Autor de varios libros y asiduo colaborador en la prensa murciana
con artículos de gran contenido social, deudores de su cristianismo de
base, de la Teología de la Liberación, considera un desahucio
(cuestiones éticas aparte) la "muerte civil" de la familia
"Lo
que es un milagro es que la calle no haya estallado todavía. Y es que
hemos descubierto que somos muy dóciles. Está costando mucho derrumbar
tanta sumisión".
Quien así habla, meditando en su
taza de café, sentado al atardecer en un bar de la localidad murciana
de Cieza, no es, en estricto sentido, un revolucionario. Tampoco un
sociólogo, o un analista; siempre ha preferido este hombre los rostros a
los números. Su aspecto no se distinguiría del de cualquier trabajador
de cualquier barrio de España, pero lo cierto es que Joaquín Sánchez
Sánchez, nacido en Bullas hace 51 años, diplomado en Educación Social y
amante del cine y la lectura, es sacerdote. Aunque gaste bufanda en
vez de alzacuellos.
Ordenado en 1987, Joaquín es
capellán en la prisión provincial de Sangonera; también en tres centros
psiquiátricos, dos residencias de ancianos y un centro ocupacional
tras cesar en su última parroquia, en 2007. Miembro de la Hermandad
Obrera de Acción Católica de la Diócesis de Cartagena, es uno de los
principales responsables de que la Plataforma de Afectados por la
Hipoteca de la Región de Murcia haya conseguido parar allí hasta 202
órdenes de desahucio a día de hoy, desde mayo de 2012.
Desde entonces, tanto el cura Joaquín como el resto de activistas de
la Plataforma (alrededor de medio centenar) ha ejercido, literalmente,
de muro de contención entre las familias al borde de perder su casa y
el sistema bancario, amparado por la ley vigente; entre las puertas de
los hogares y los agentes judiciales: "Nos sentamos en el suelo",
explica, en el mismo pasillo del inmueble: hasta que desistan. Hasta
que el banco acceda a negociar con la familia cualquiera de las
soluciones posibles, menos echarla a la calle. Volviendo las veces que
haga falta.
"Lo primero que buscamos es que recuperen
su autoestima, porque se sienten avergonzados, fracasados". También, y
sobre todo, "indefensos" ante una nebulosa burocrática plagada de
recovecos legales que apenas pueden entender en un principio.
"Imagínate –reflexiona Joaquín– lo que supone para gente que no está
acostumbrada a eso ni por asomo; gente que a lo mejor no ha visto una
multa en su vida. Se descomponen, se bloquean, están muy perdidos. Se
desesperan al hablar con el banco".
"Hay gente que
no aguanta la tensión –continúa–: tienen miedo a lo que se pueden
encontrar a la vuelta, si salen a la calle; a no poder volver a entrar
en su casa, porque se modificó la ley para no poner una fecha concreta a
los lanzamientos. Muchos se vienen abajo: reciben el buro-fax, les
llaman veinte mil veces al móvil, les rompen los nervios... Y se acaban
rindiendo".
Pero, ¿qué se le dice a alguien en esas
circunstancias? "Pues que vamos a luchar, juntos. Contra el banco si
hace falta. Y cuando quedas con ellos, y te ven aparecer por la puerta
de su casa, se sienten aliviados, respaldados, en compañía".
El expárroco lo ha hecho personalmente en muchas ocasiones: "Vamos con
ellos a hablar con el director de la sucursal". Les asesoran para que
firmen (o mejor dicho: no firmen) ciertos documentos. Les aconsejan.
"Pero su técnica –cuenta Joaquín, con amarga ironía– es hablarte siempre
de los de arriba: 'Yo es que no puedo hacer nada', te dicen; 'es que el
ordenador...'. Esto del ordenador es un fenómeno, como si fuera un
dios con voluntad propia que ha decidido tu destino... O te remiten a
las asesorías jurídicas, cosa que también han hecho muy bien: porque
una entidad de Murcia puede tener su asesoría en Valencia, y viceversa, y
son como fantasmas que te mandan un fax, o un correo; que no te dicen
dónde están, con quién tienes que hablar...". En una palabra:
"Frustración; lo que buscan es frustrarte", asegura.
Sin embargo, la Plataforma ha logrado ya frenar en más de 200
ocasiones las órdenes de desahucio de la comisión judicial: después de
eso, los bancos negocian o no, pero el porcentaje de éxitos hasta ahora
supera con creces al de fracasos: "La batalla moral ya la han
perdido", asegura Joaquín. "Ya no es como antes, que ni siquiera te
escuchaban; ahora se lo piensan muchas veces antes de decirte que no".
"Cómplices de los banqueros"
Autor de varios libros y asiduo colaborador en la prensa murciana con
artículos de gran contenido social, deudores de su cristianismo de
base, de la Teología de la Liberación, Joaquín considera un desahucio
(cuestiones éticas aparte) la "muerte civil" de la familia. O al menos
del titular del contrato: "Que al menos –razona– les dejen rehacer su
vida, porque con una púa de 90.000 euros, entre deuda, intereses de
demora, comisiones..., cuéntame. Pero es que además ese nombre ya no
puede aparecer siquiera en el contrato de un móvil".
Así, el objetivo al que la Plataforma apunta en última instancia es la
propia ley: por ejemplo, "que la gente se pueda quedar en su
vivienda", explica, "con un alquiler social que suponga como máximo el
30% de los ingresos de la familia". O la dación en pago, pues "el
problema es que la ley no deja margen a los jueces" para evitar que el
banco reclame la suma total de la deuda.
El
sacerdote cree que ni Gobierno ni oposición quieren hacerlo por ser
"cómplices de los banqueros". "Teníamos esperanza en el decreto aprobado
recientemente, pero es de chiste, no sirve. Va a afectar como mucho a
un 5% de las familias en este proceso. Por ejemplo, si tienes dos
críos de cuatro años ya no entras, porque tienen que tener como mucho
tres. Y en la moratoria establecida hasta 2014 se siguen acumulando los
intereses, de modo que pasado ese tiempo se verán en las mismas".
"La dictadura de los mercaderes"
Por su incansable compromiso para con su entorno, por su cercanía, por
la confianza que despierta, Joaquín consigue franquear esa barrera de
vergüenza que tantas veces se autoimpone la gente en dificultades: "Hay
padres echándole agua a la leche, para que el hijo crea que se toma un
vaso de leche entero. Hay gente recogiendo los bocadillos de los
patios de los colegios. Una mujer me contaba hace poco, porque no tenía
ya más remedio, que necesitaba dinero para las compresas de sus
hijas". Según datos de Cáritas, la Región de Murcia cuenta ya con un
36% de la población en el umbral de la pobreza: gente que quizás no
parezca exactamente pobre a primera vista, ni a segunda, pero que
empieza a carecer de lo más básico. Un porcentaje a todas luces
"escandaloso" para Joaquín.
El término indignación se
queda corto para este cura atípico, sin complejo alguno para definir
esta oleada de empobrecimiento como "eutanasia social": "Es triste
decirlo, pero es que para ellos sobra gente, sobramos. Han abandonado
la dependencia, la tele-asistencia; implantan el copago médico; suben
el IVA de los pañales ¡un 21% también!, porque debe de ser un lujo para
los bebés, los ancianos, los discapacitados"... Y es que siempre llega
Joaquín "a la misma conclusión: todo es la consecuencia de que el
egoísmo, la codicia y la ambición de poder se hayan institucionalizado,
a través de leyes y decisiones políticas". Una "dictadura de los
mercaderes" y un "pensamiento único" que a su juicio terminó calando
para convencernos de la muerte de las alternativas ideológicas: "Pero
no", afirma, "por supuesto que hay políticas de derecha y de izquierda.
Como hay posturas que defienden la competitividad y otras que
defienden la fraternidad".
En su opinión, una de las
soluciones pasa por acabar con la lucha social "fragmentaria" ("los
médicos por su lado, los maestros por el suyo", etc.): que "toda esa
marea converja en un frente común, porque a todos nos debe importar lo
de todos". "Oí al rey pedir solidaridad, comprensión... Se podía
aplicar el cuento. Y tener cojones a salir ahí y decir: Señores
banqueros, señores políticos, ya está bien de maltratar a la gente".
"No", asegura Joaquín, observando su taza vacía: "La verdad es que no tengo ninguna fe en la gente que manda".
Miguel A. Ortega Lucas-http://www.eldiario.es
No hay comentarios :
Publicar un comentario